Imagine estar comiendo en un país extranjero y probar algo tan delicioso que sintiera la necesidad imperiosa de que sus compatriotas disfrutaran de ello. Tanto que fuera capaz de llegara a montar de cero un negocio para que ese sueño se hiciera realidad. Incluso, sin tener experiencia previa en el sector.
Pues esto es, a grandes rasgos, lo que les ocurrió a unos emprendedores de Charlotte, en Estados Unidos, cuando en un viaje por España probaron en Madrid un helado tan delicioso, que preguntaron a los responsables del restaurante en el que se encontraban que quién era el responsable de aquella increíble delicia.
Pues bien, los responsables de esa dulce epifanía no son otros que los chicos de VHola, la heladería abulense a cuyo frente está Lola Jiménez. Y es ella la que nos cuenta cómo nació la 'aventura americana' de una empresa que cuenta con tres locales en Ávila, además de servir sus productos a 38 restaurantes del grupo Confuego en España, así como al restaurante peruano APU, en París.
«Cuando me llamaron pensé que me estaban tomando el pelo», recuerda ahora con una sonrisa la CEO de VHola, que confiesa que cada vez que veía en su móvil una llamada desde el extranjero colgaba, pensando que era un timo.
Pero el teléfono no dejó de sonar. Así que finalmente descolgó para descubrir que los dueños de una empresa dedicada a los productos de plástico hospitalario (catéteres, agujas...) habían disfrutado tanto uno de los helados de VHola que estaban decididos a compartir esa maravilla con sus compatriotas, montando, incluso, su propia heladería.
«Ellos se dedican al mundo de la salud», comienza a hablar Lola de los que ahora considera amigos. Preocupados por la obesidad de los estadounidenses, especialmente, la de los niños, quisieron poder ofrecerles un helado que fuera delicioso y, a la vez, saludable. Un producto muy alejado de los productos artificiales que allí imperan y que se comen, además, en enormes raciones.
Así que contactaron con Lola y juntos trazaron un plan de trabajo que pasaba, ante todo, por conocer la manera de trabajar de VHola. Comenzaron a sucederse las videollamadas. Y a éstas, les siguieron los viajes de Lola a Charlotte.
Había que enseñarles a hacer los helados. Y había que mostrarles, entre otros aspectos, cómo podían rebajar las grasas y los azúcares que abundan en las cocinas norteamericanas. «Había que buscar ingredientes más saludables que los suyos», apunta Lola, que si bien en un principio logró llevar materia prima española, finalmente logró encontrar productos locales al nivel del helado que querían crear.
Un nuevo viaje, en este caso de los emprendedores americanos a Ávila, terminó de dar forma a una historia de emprendimiento que ahora, como dice Lola, «vuela sola» y lo hace, además, «triunfando».
La heladería se llama Tutti Gelatto y está, como decíamos, en Charlotte. «La verdad es que estoy muy orgullosa», reconoce Lola, «porque ellos tiene ahora un helado totalmente diferente al de Estados Unidos».
Helados de cookies, de mascarpone, de dulce de leche... Pasear por Charlotte y encontrar esta heladería (cuyas llaves, por cierto, descansan en un llavero con la Muralla de Ávila, regalo de Lola) es como encontrarte un delicioso trocito de la tierra de Santa Teresa enCarolina del Norte. Pero si no está en sus planes viajar a Estados Unidos no se apure. Esos mismos helados los tiene muy cerca de casa, en las heladerías que VHola tiene en la plaza de Salamanca, la rotonda delDescubrimiento o en la céntrica calle SanSegundo.