Del mercado laboral abulense siguen saliendo más trabajadores con contrato que los que se incorporan al mismo, con lo que la contratación por efecto de la movilidad laboral continúa teniendo un saldo negativo. En concreto, según el informe de la movilidad laboral correspondiente al año 2023 y publicado por el SEPE, la provincia recibió 8.044 contratos entrantes y 12.307 salientes, lo que dejó un saldo negativo de -4.263 contratos. Eso sí, hay que señalar que la brecha se modera y es inferior a la registrada un año antes, que había llegado a -5.624 contratos. En este marco Madrid vuelve a tener el mayor peso en la movilidad laboral, de manera que casi la mitad de los contratos salientes tuvieron como destino Madrid. En el camino inverso también la comunidad vecina tiene mucho que decir, no en vano aporta cerca de un tercio de los contratos que llegan a Ávila.
Desde el SEPE se considera que hay movilidad cuando no coincide la provincia del domicilio del trabajador y la del centro de trabajo, de ahí que necesariamente se tenga que producir un desplazamiento, con independencia de que éste sea de carácter temporal o permanente. En este análisis de la movilidad geográfica por motivos laborales no se reflejan los desplazamientos que no van acompañados de un contrato, de manera que se considera como contrato entrante el que implica un desplazamiento a Ávila de un trabajador con contrato que tiene su residencia en otra provincia, y contrato saliente el que conlleva un desplazamiento desde Ávila (la provincia de residencia) hasta el territorio donde se ubica el puesto de trabajo del contrato en cuestión.
Según se apunta en el informe del SEPE del Mercado de Trabajo de Ávila, los contratos con movilidad disminuyeron «de forma paralela» a un contexto general de la bajada de la contratación, fruto de la «estabilidad» que se vincula con la nueva reforma laboral, aunque una (ligera) mayor disminución en los contratos sin movilidad implicó que las tasas de movilidad disminuyeran con respecto a 2022. En términos generales, y como viene ocurriendo históricamente, los saldos de movilidad volvieron a ser «ampliamente negativos», definiendo a Ávila como una provincia claramente emisora de trabajadores, frente a otras provincias receptoras.
El destino principal de salida de los contratos para los trabajadores con domicilio en localidades abulenses fue, un año más, la Comunidad de Madrid, con 5.861 contratos, prácticamente el 48% del total. La influencia económica de la capital de España, así como su proximidad geográfica, hacen que Madrid siempre sea el destino mayoritario de los contratos de trabajadores que dejan atrás Ávila, aunque este año en una mayor proporción. Así, Madrid superó aquí a Valladolid, que con el 12,4% de los contratos (1.531 en números absolutos) es la segunda provincia de destino, pese a pertenecer a la misma Comunidad Autónoma y tener una proximidad geográfica similar.
También fue Madrid la provincia de procedencia de la mayoría de los trabajadores cuyo destino del contrato fue Ávila, aunque fueron muchos menos de los salieron. En concreto, se registraron 2.357 contratos llegados desde Madrid, el 30% del total.
El resto de contratos con movilidad, tanto de entrada como de salida, correspondió a las provincias limítrofes con Ávila, por razones obvias de proximidad geográfica. Fuera de éstas últimas se destaca a la provincia de Huelva en la modalidad de entrada, con 673 contratos, debido a la campaña del cultivo de la fresa que se lleva a cabo por empresas pertenecientes a esta provincia.
más de 38.000 contratos. El número de contratos registrados en Ávila el año pasado superó los 38.500. Después de la brusca caída del año 2020, cercana al 30% (debido a la pandemia y que también dejó una menor movilidad laboral), y de la posterior recuperación en 2021, los dos últimos años se han registrado descensos en la contratación «como consecuencia de la reforma laboral», según se destacó en el informe del SEPE. Esto no implicó un empeoramiento de la situación económica, sino más bien un «cambio de estructura de la contratación, con un aumento de la estabilidad».
Con todo, la contratación a tiempo parcial siguió en aumento. Aproximadamente uno de cada tres contratos lo fue a jornada parcial, superando el 40% en el caso de los contratos indefinidos.