No importa qué presidente ni qué junta directiva esté al frente. «Ya he visto pasar por aquí cinco directivas». Ylas que le quedan. Porque todos cuantos han entrado en el Óbila Club de Basket no han dudado en contar con Jaime, 'dueño y señor' de los entresijos administrativos del club verderón.El papeleo es tarea suya.Y muchas cosas más. Equipaciones, el tallaje de los chavales, tramitación de licencias, seguros y reconocimientos médicos... Este año también delegado de campo del primer equipo. «Aquí se hace de todo». No es el único. «Sin la ayuda de todos sería imposible sacarlo adelante» cuenta.
Jaime González fue 'cocinero antes que fraile'. Pisó las canchas en aquellos tiempos del Caja Duero y Caja Salamanca. «Entrenábamos de 9 a 11 de la noche en las pistas exteriores de la Ciudad Deportiva, hiciera como hiciera. Algún día teníamos que quitar la nieve con una pala para poder entrenar» recuerda. Pisar el pabellón «era todo un lujo». Aquellos tiempos de «Maroto, Ramón Ramos... Les dabas el balón a ellos y ellos se encargaban» recuerda con cariño. Y de las canchas a los despachos, a la 'gestión' en un Óbila del que forma parte desde su fundación (2001). Un trabajo que desempeña en el Óbila Center, donde toca «todos los palos».
Todos le tenemos por morañego, pero en realidad «soy de Ávila. Mi padre era de Aldeaseca y mi padre de Sinlabajos». Sea de donde sea, es una piedra angular en el trabajo interno del club. No sólo es el tiempo que lleva, sino que se ha sabido ganar el cariño y el respeto de todos. «Podía haber entrado una directiva y haber entrado con su gente. Comencé con Héctor Palencia y el siguiente podía haber prescindido de mi». No ocurrió.Trabajó con Héctor Palencia, EduMartín, Rodrigo Martín, Raúl Álvarez, Carlos Hernández Guío... Todos contaron con él. Es una referencia para los que dirigen el club, pero también para cuantos forman la familia verderona. «Aquí vienen todos los padres y todos los niños.Los conozco a todos».
Los recibe en el Óbila Center, uno de los mejores 'inventos' del club. Bien es cierto que «esta sede se pensó y se hizo cuando sólo existía el pabellón de San Antonio». Se marcharon al CUMCarlos Sastre, pero el Óbila Center siguió siendo un punto de referencia en el corazón de la ciudad. «Tener una sede para un club deportivo es fundamental.Es un punto de referencia en el que hacer todas las gestiones o al menos darle una solución. La sede fue un acierto».
Lleva toda la vida en el Óbila. Muchos recuerdos. Uno de los peores, «cuando se marchó –2012– HéctorPalencia.Éramos un grupo de amigos que nos habíamos juntado para formar esto y que se marchara Héctor generó dudas». Entre los mejores, el ascenso a la LEBPlata y aquel playoff a Fuenlabrada. «Casi me vuelvo loco» recuerda cuando la avalancha de aficionados llenó 9 autobuses. «La empresa ya no tenía más y tuvo que contratar de fuera».
Hablar conJaime es hablar con una de esas personas que saben más de lo que cuentan. «De ahí el nombre de secretario». Consigo se llevará muchos 'secretos' de lo vivido y acontecido en un club que seguirá viviendo etapas, mejores o peores, pero que siempre podrá contar con Jaime para todo y para todos los que le necesiten.