El día de Nochebuena, el Papa Francisco abría la Puerta Santa de Roma, gesto con el que comenzaba el Jubileo Universal ordinario que se convoca cada 25 años y que se desarrollará durante todo el 2025. En Ávila, la apertura en la diócesis de este Año Jubilar, que tiene como lema 'Peregrinos de la Esperanza', tuvo lugar este domingo a las cinco de la tarde.
Cientos de fieles se congregaron a esa hora en la Basílica de San Vicente, donde tuvieron lugar los ritos iniciales, presididos por el obispo de Ávila, Jesús Rico, el cardenal Ricardo Blázquez y el obispo emérito Jesús García Burillo, y la lección de los pasajes de la Bula 'Spes non confundit'. Allí, el prelado de la diócesis abulense habló de este rito como «el preludio de una rica experiencia de gracia» y expresó el deseo de que «Cristo sea nuestro acompañante en este año de esperanza y consuelo».
Tras la lectura del Evangelio y de los pasajes de la Bula, en los que se puso de manifiesto que este Jubileo debe ser «un momento de encuentro con Dios y puerta de salvación», así como «una ocasión para reavivar la esperanza», comenzaba la procesión en dirección a la Catedral, como símbolo de la Iglesia peregrina.
El Jubileo de la Esperanza comienza en ÁvilaEncabezaba la comitiva el incensario, tras el cual los miembros de la Junta de Semana Santa de Ávila portaban el crucifijo flanqueado por antorchas que, como pide la Santa Sede, estará después en el altar del principal templo de la ciudad durante este Año Jubilar. A continuación, el Evangeliario abría el camino de la amplia representación de sacerdotes, con el obispo Jesús Rico, el cardenal Ricardo Blázquez y el obispo emérito García Burillo a la cabeza, y tras ellos, los fieles, formando una larga hilera por la calle San Segundo.
Una vez en la plaza de la Catedral, las campanas comenzaron a sonar mientras la procesión entraba por la puerta principal del templo, en cuyo umbral, la cruz era colocada de cara al pueblo para luego introducirse en el interior y dirigirse hacia la pila bautismal donde tuvo lugar el rito de expresión del agua. Acto seguido se encaminaron hacia el altar de la Catedral desde donde se ofició la eucaristía.
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Una de las gracias que ofrece el Jubileo es poder lucrar la indulgencia plenaria. Para ello hay que peregrinar a un lugar santo que en el caso de la diócesis de Ávila es sólo la Catedral, y allí participar en una celebración litúrgica en un día jubilar o dedicar un tiempo a la oración personal. Después, rezar expresamente por las intenciones del Romano Pontífice, confesarse y comulgar.