«Lo que escribimos es autobiográfico, y la poesía doblemente»

D. Casillas
-

Carlos Marzal, poeta valenciano muy reconocido y premiado a nivel nacional, abrió ayer el programa del año 2025 de la Casa de la Poesía Juan de la Cruz del Cites

Una nueva cita de lujo con una muestra de la mejor poesía que se hace en España, como lo son todas las que tienen lugar en la Casa de la Poesía Juan de la Cruz de la Universidad de la Mística, trajo este último martes de enero hasta Ávila, en formato on line pero casi con la misma intensidad que si lo hubiese sido en persona, al valenciano Carlos Marzal, poeta, narrador y ensayista de reconocido prestigio que en este encuentro que abría el curso 2025 ofreció el regalo añadido de presentar su último poemario publicado, titulado Euforia.

Afirmó Marzal que «es muy grato participar en este foro de poesía, tanto porque se celebra en un centro que tiene una estupenda tradición como porque lleva el nombre de San Juan», para añadir a continuación que «para cualquier poeta San Juan de la Cruz es un autor obligado, es uno de los grandes maestros de la literatura española de todos los tiempos».

Participar «en cualquier congreso, en cualquier ciclo de lecturas, en cualquier recital es siempre un reto con cierta emoción, pero en este caso todavía lo es más por la tradición de la iniciativa, por la importancia del poeta que está detrás y, sobre todo, por el trabajo que en la Casa de la Poesía Juan de la Cruz llevan haciendo tantos años y por la magnífica nomina de escritores que han participado», añadió Marzal.

Sobre el poemario que presentaba ayer, que supuso su vuelta a la publicación de poesía el pasado año tras siete sin haberlo hecho, comentó que Euforia es «como la continuación, la cristalización de mi manera de entender la poesía, que es siempre una poesía al hilo de la vida, al hilo de las cosas que nos suceden. Yo creo que todo lo que escribimos es autobiográfico y la poesía es doblemente autobiográfica, porque es un género que tiene el pie forzado de la confesionalidad».

Los temas que inspiran esos versos, siguió explicando, responden a la realidad de que «los poetas siempre cantamos lo mismo y siempre contamos lo mismo; no hay grandes variaciones en los intereses de un poeta medieval o de un poeta del siglo XXI y por eso leemos a los clásicos, por eso Manrique sigue siendo un poeta de viva actualidad, por eso San Juan es un poeta que tenemos que leer como si fuera un contemporáneo y así ocurre con los demás»; entrando un poco más al detalle, manifestó  que «todos los poetas hablan del amor, hablan de la muerte, hablan del paso del tiempo, hablan de la alegría de estar vivos, del dolor de tener que dejar de estar vivos. Yo creo que los temas del arte son limitados, y lo que hacemos es tratar de incorporar un poco de voz propia a ese caudal de la tradición».

alegría y fuerza. La elección del título del poemario, añadió, tiene su razón de ser en que «la palabra euforia tiene el significado más directo, más obvio, de alegría extrema, de satisfacción, de contento, que es el que solemos manejar, pero también tiene el sentido etimológico de la euforía griega, que era el de una fuerza para combatir las adversidades del mundo, las adversidades de la vida». Sumando ambas acepciones, dijo, «yo creo que en mi libro existen esas dos cosas, la euforia del que se encuentra agradecido para con la con la existencia, con la realidad, pero también la de la persona que intenta sacar esa energía y esa fuerza para combatir la desdicha, porque la vida está hecha de las dos cosas, de desdicha y de satisfacción, de alegría y de tragedia, como todos sabemos».

En esa tesitura de convertirse en fuerza para afrontar las adversidades de la vida, compartió Carlos Marzal, «creo que la poesía, como el arte en general, es medicinal, es curativa», y esa bonanza la regala «a todos a quienes nos gusta, a quienes nos satisface dedicarle tiempo. Yo creo que el arte nos hace mucho bien, nos ordena el pensamiento y el sentimiento y nos acompaña a lo largo de nuestra vida. Es una suerte poder disfrutar de una novela o de un poemario, de una exposición de pintura, de una buena película, porque yo creo que todo eso nos hace sentirnos más acompañados en el mundo».

Esa capacidad que tiene el arte de aportar a quien lo disfruta una cierta felicidad o sosiego es quizás más importante ahora que nunca, apuntó, «porque en este mundo tan urgente, cada vez más, el arte es también una invitación a la calma, a que no veamos las cosas a la velocidad de la luz; es una invitación a detenernos, a parar un poco el reloj y a mirar las cosas con la calma que muchas veces merecen y exigen».

Siguiendo con ese mismo 'hilo argumental' comentó el ganador de premios como el Nacional de Poesía, el Antonio Machado o el Internacional de Poesía Fundación Loewe que «hay un aforismo que dice que a la velocidad de la luz las cosas suceden para mayor gloria de la velocidad, no de la luz, y por eso es necesario parar un poco para mirar con sosiego la vida y disfrutarla mejor», y si en esa decisión acompaña la buena poesía pues mejor que mejor.