José Manuel Maíz

La bombonera

José Manuel Maíz


Nieve y ZBE

04/01/2025

Entramos ya en el 2025 y lo hicimos bajo cero pero sin atisbo de que la nieve vaya a hacer acto de presencia en Ávila. Atrás queda en el recuerdo la Filomena o la nevada de un año antes, cuyas secuelas nos acompañaron durante varios días, dificultando nuestras vidas pero también dejando unas estampas con las que muchos abulenses se han criado y que anhelan. Desde entonces la nieve no ha sido más que una ilusión pasajera, y se echa de menos, por mucho que cada vez que hace acto de presencia nuestra actividad cotidiana se altere, pero el abulense añora la nieve y cada vez la vemos menos. Y tampoco es que la provincia esté sobrada, y espacios como Gredos la desean para atraer a un turismo invernal que busca esos parajes nevados y que siempre es bien acogido, aunque empieza a ser algo excepcional, en vista de la evolución del cambio climático.
Más allá de las circunstancias invernales, el año ha comenzado en Ávila con la entrada en vigor de la Zona de Bajas Emisiones (ZBE), de momento sin apenas sobresaltos, asumiendo que habrá seis meses de prueba para ir tomando ciertos hábitos, sobre todo aquellos que no tienen vehículos adaptados para circular por las calles afectadas por esa zona. Y no hay que olvidar que en Ávila hasta 16.000 vehículos se verán afectados, y no son pocos
De nuevo los vecinos y los comercios del centro ven en esta medida una forma de establecer barreras y espantar tanto a clientes como a aquellos que podrían tener interés en buscar residencia en el casco histórico. Cierto es que cuando vamos a otras ciudades nos encanta pasear y comprar en establecimientos que se encuentran en zonas peatonales, pero siempre lo vemos desde la perspectiva del turista que acude sin prisas y no del que vive allí o el que tiene en esos espacios sus negocios, y estos caso siempre encuentran más obstáculos que beneficios, aunque la capacidad de atracción de gente que tienen esas zonas es incuestionable.
Una complicada disyuntiva que exige adecuar los hábitos y contar con infraestructuras y medidas que faciliten esos accesos, y por ahí queda mucho recorrido por avanzar en una ciudad como Ávila. Y no hay que olvidar que Ávila no se puede entender sin su casco histórico, como tampoco se puede entender Ávila sin sus fríos inviernos y sus nevadas, por mucho que cada vez se prodiguen menos.