Carlos Núñez, el gaitero más internacional de España, un intérprete, compositor e investigador gallego con raíces abulenses que ha elevado la música celta a niveles insospechados, vuelve a la ciudad de Ávila este 4 de enero para ofrecer un concierto incluido en la gira internacional de presentación de su disco Celtic Sea, con la peculiaridad de ser un recital que ha querido singularizar para darle un protagonismo abulense propio, incluyendo en su repertorio algo de esencia abulense.
Bienvenido de nuevo a Ávila, una tierra que, como usted sabe, tiene mucho de celta.
Lo sé, porque lo he estudiado y porque parte de mis raíces familiares están en Ávila, y por eso vengo muy motivado a esta tierra maravillosa, tanto que para preparar el concierto que ofrecemos el día 4 he estado antes por aquí para inspirarme y ofrecer algo especial.
Cuente, cuente…
Este concierto forma parte de la gira de presentación del disco Celtic Sea, que es un viaje musical por todos los países celtas, y como sé que Ávila tiene una historia céltica importantísima estuve por ahí hace unas semanas, visitando incluso el Castro de las Cogotas, y allí, en el pueblo de Cardeñosa, me hicieron el impagable regalo de cantarme un villancico propio del pueblo que es de una belleza enorme y que parece música de Irlanda.
Precioso regalo para un constante investigador de todo lo celta.
Sí, un regalo tan bonito que hemos decidido incluirlo en el repertorio de nuestro concierto en Ávila. Es un villancico muy antiguo y desconocido que empieza diciendo «Marchemos ya» y que me lo cantaron unas mujeres en la iglesia de Cardeñosa; me pareció muy interesante por su raíz celta y porque tiene todas las características de esas melodías muy antiguas que llevan siglos y siglos en el mundo rural.
¿Habrá alguna otra sorpresa con protagonismo abulense?
Sí, habrá otra muy interesante. En la gira de presentación de Celtic Sea hemos estado en muchos lugares de Europa, también en América, y cuando actuamos en el Festival Interceltique de Lorient, en Francia, vino con nosotros la banda de dulzainas abulense de Germán Alameda y su actuación fue impresionante; todos los que estaban allí, los escoceses, los bretones, los irlandeses..., quedaron fascinados con el poderío de aquellas dulzainas de Ávila. Y la sorpresa es que esa banda estará también con nosotros en el concierto en el Auditorio de San Francisco.
O sea, que aunque forme parte de una gira más o menos homogénea, el de Ávila va a ser un concierto muy singular.
Sí, porque me gusta mucho invitar a actuar con nosotros en cada lugar que actuamos a los embajadores de esa tierra que visitamos, eso hace que las actuaciones sean más cercanas y diferentes, y además da lugar a muchas anécdotas enriquecedoras.
Además, este disco lo hicimos mano a mano con nuestros amigos de Brittany Ferries, esos barcos que vienen desde Irlanda y el Reino Unido a Bretaña, y ellos mismos, para celebrar un poco las navegaciones por el mar celta que tienen un carácter milenario, me pidieron incluir no sólo las culturas y la música de la costa española, sino también la del interior, que ahora mismo probablemente guarda las mayores sorpresas. Y atención, porque creo que se va a poner de moda.
¿Son de alguna manera hermanas la gaita y la dulzaina abulense?
Son instrumentos muy cercanos que comparten muchas cosas. Tanto la gaita como la dulzaina llevan al menos mil años en España, es una tradición milenaria en la que los dulzaineros de Germán Alameda son unos maestros. Tienen una gran escuela, y cuando vinieron a actuar con nosotros a Lorient fue maravilloso, se presentaron con una seguridad y un poderío que impresionó a todo el mundo.
O sea, que toda esta música es fruto de una evolución de muchos siglos, casi una revolución.
Claro, porque todas estas melodías son músicas que se han ido moviendo por el mundo, a veces de forma insospechada, y perfeccionándose generación tras generación. Son como nuestra cocina tradicional, una suma de sabidurías que se han ido perfeccionando y de las que nadie puede decir que son suyas porque son productos colectivos que, como suma de valores, son sublimes.
Háblenos de la banda que le acompaña en esta gira.
Somos un grupo internacional con músicos de varios países, como por ejemplo Jon Pilatzke, un violinista y bailarín brillante; Itxaso Elizagoyen, campeona del País Vasco y de Navarra del trikitixa (un pequeño acordeón diatónico); María Sánchez, que canta y toca el violín que es una maravilla; mi hermano Xurxo, y Pancho Álvarez, un virtuoso de las cuerdas que lleva 30 años conmigo.
Suena muy interesante...
Así es, porque lo que queremos ofrecer con nuestro concierto es un auténtico viaje desde Ávila hasta todo el mundo celta de Europa. Vamos a viajar desde Ávila a Irlanda, Escocia, Gales, Galicia…, visitaremos todos esos mundos y volveremos a ir a Ávila para hermanarla con todo este mundo celta del Atlántico… el Atlántico va a llegar hasta las puertas de Ávila.
Su pasión por lo celta no se limita solamente a la música, ¿no?
Así es. A mí me encanta trabajar en equipo con arqueólogos, antropólogos, lingüistas, musicólogos… y entre todos estamos haciendo un gran equipo para conocer y disfrutar un poco más de todo el maravilloso mundo celta. En ese empeño, recuerdo que el catedrático Martín Almagro me contaba que Ávila es una tierra importantísima en el mundo celta, con impresionantes vestigios y con esas formaciones graníticas tan impresionantes que hablan por sí mismas, monumentos naturales que la naturaleza nos ofrece y que la cultura celta utilizaba, elevaba y adoraba.