Ese deporte, el fútbol, que tradicionalmente poseía un tinte machista y, en ocasiones, hasta bronco, está lleno de cobardes. Y, también, de "cobardas", al incorporarse la práctica femenina.
Hay mucho cobarde en las tribunas y en las gradas que, amparándose en el anonimato, injuria al árbitro, gritando a pleno pulmón, que su madre se dedica a la prostitución, o denominando, al jugador de raza negra, negro de mierda.
Pero hay otros cobardes, que disimulan más, menos broncos, con autoridad y poder en el deporte y, por tanto, mucho más peligrosos.
El jugador Dani Rodríguez, del Mallorca, ha denunciado a estos caguetas, que se inhiben y miran hacia otro lado, y no saben defender ni a los jugadores ni a sus familias.
A la salida de un partido, en Arabia Saudí, la esposa de Dani Rodríguez intentaba llegar hasta el autocar, llevando un hijo en brazos, otro de la mano y un tercero agarrado a su pierna, mientras la acosaban, le tocaban el culo, y le hacían fotografías. La esposa del jugador demostró una gran entereza, y aconsejó a las mujeres de otros jugadores que se dieran prisa en llegar al autocar, porque no podían defenderse.
Los jugadores denunciaron estos hechos, y el presidente de la Federación Española de Fútbol le quitó importancia al incidente, diciendo que, simplemente, había existido una sensación de agobio. Ignoro si Rafael Louzán tiene esposa, hermanas o hijas, pero les desaconsejo que, si sufren un acoso sexual, y les soban el culo, no lo denuncien a su padre, esposo o hermano, porque don Rafael les dirá que eso no es nada, que es una pasajera sensación de agobio. O, a lo peor, es que Arabia Saudí va a dar mucho dinero a la Federación Española de Fútbol, y conviene mirar hacia otro lado, no se vayan a enfadar los patrocinadores de los futuros eventos deportivos.
Como esto va de chicos y chicas, no olvidemos a las "cobardas", las que se indignaron tanto con el piquito a una jugadora -dado por un anterior presidente de la Federación- que no se dio cuenta de que había sido acosada hasta tres días después, cuando se lo repitieron las feministas fundamentalistas, esas que no han dicho ahora una palabra, ni contra el "agobiado" Louzán, ni contra los directivos Del Real Club Deportivo Mallorca, ni contra Arabia Saudí. Tan cobardes las unas como los otros.