Desde que tiene uso de razón, María se recuerda pintando. Siempre con sus rotuladores y lápices, nuestra protagonista de hoy , reconocida ilustradora en el mundo de la moda y del lujo,vivió una infancia feliz en Ávila. Siempre entre sus clases en el colegio Milagrosa Las Nieves y las de gimnasia rítmica.Y siempre dibujando. Cualquier cosas que cayera en sus manos. «Yo pintaba cada trozo en blanco que encontraba», se ríe abiertamente María al recordar la 'lucha' con sus profesores. «Hasta que descubrieron que yo, mientras pintaba, me concentraba y les estaba escuchando», evoca su paso por el colegio María.
De haber continuado con la tradición familiar, es probable que María fuera farmacéutica o empresaria. De hecho, y pese a su clara vocación artística, decidió estudiar ADE yRelaciones Internacionales. No se arrepiente. Sabe que esos estudios la están ayudando ahora (y mucho) a la hora de tener clara «la visión empresarial de cómo emprender».
Porque María es ahora su propia empresa. Una empresa que nació «de una pasión, de un sueño» y que empezó a tomar forma cuando decidió liarse la cabeza y plantarse a las puertas de la Semana de la Moda de Milán. Literalmente.
No tenía invitación. Nadie la esperaba allí. Pero allí aterrizó con muchas ganas de comerse el mundo y con, se ríe, poca vergüenza. «Y me puse a pintar en la calle», nos sorprende con los que fueron sus primeros pasos en el mundo de la moda y las marcas de lujo. «Yo quería pintar moda.Es lo que siempre me había gustado», se emociona al hablar de una vocación que de alguna manera comenzó a consolidarse al aire libre, conMaría dibujando con sus rotus a la gente que entraba en los desfiles.
«Eran eventos privados, pero una marca me dejó entrar como ilustradora, porque al director creativo le gustó mi trabajo». Habla de Doucal's. Y aunque los zapatos, confiesa, no eran lo suyo, sí que se propuso una cosa: «venga, dalo todo, porque tienes que lucirte», me dije.
Y se lució.Vaya si se lució. A partir de ese momento, el sueño de María fue haciéndose grande, y enriqueciéndose con marcas como Laura Biagioti o Hermés. «A ellos les encantó mi trabajo», dice con modestia María, que siente que dio el «gran salto» después de hacer un retiro de crecimiento personal para conocerse a ella misma.
Hace dos años Louis Vuitton llamó a su puerta. Y en apenas un año y medio, cuenta, todo ha crecido muchísimo. El trabajo de María con esta marca, y con otras como Dior, pasa por asistir a sus eventos e ilustrar las prendas que le piden los clientes. Todo muy personal. Y exclusivo.
Pero, además, tiene abiertas más líneas de trabajo: también la contratan para que, en las bodas, haga ilustraciones a los invitados. «Tengo una agenda muy limitada. Porque yo estoy posicionada en el mercado del lujo y quiero cuidar mucho la experiencia. No hago nada con gente que no conozca. Lo importante es que los novios ofrezcan algo súper exclusivo», reflexiona sobre esta faceta de su trabajo. «Es arte en el momento», defiende su labor María, que preguntada sobre cómo definiría su estilo habla de «movimiento» y de «dar vida a las prendas». Le gusta, por ejemplo, «exagerar» las flores o los brillos cuando son parte fundamental de esa prendas. «Y hago siempre la rayita del ojo, es como mi firma», descubre.
¿Y cómo y dónde se ve en un futuro cercano?, le preguntamos para acabar. «En el mundo del arte y de la moda», contesta veloz. «Me gustan todos los proyectos creativos, pero también quiero crear obra propia en lienzos», nos descubre, y habla también de la posibilidad de impartir talleres o de crear su propia colección cápsula. Seguro que se propondrá todo lo que se proponga. Suerte, María.