El Burguillo se ha cobrado la vida de ocho bañistas desde 2011

E.Carretero
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Aunque en éste como en otros pantanos puede haber bancales, corrientes, rocas o lodos en el fondo estos ahogamientos responderían más a otros factores que a cuestiones geográficas o hidráulicas

El Burguillo se ha cobrado la vida de ocho bañistas desde 2011 - Foto: Isabel García

Siempre se ha dicho, con evidencias o  no, que los pantanos son peligrosos.  Una creencia que ha vuelto a cobrar fuerza este mes tras fallecer dos jóvenes en el pantano de El Burguillo. ¿Casualidad? ¿Mala suerte? ¿Accidentes? Lo cierto es que son varios ya los ahogados en este lugar si bien expertos tanto en salvamento como en hidrología descartan que el de El Burguillo sea un pantano especialmente peligroso, atribuyendo estos ahogamientos a otra serie de factores. Eso no significa, ni mucho menos, que cuando uno se baña en este embalse deba hacerlo con cuidado y teniendo en cuenta ciertas recomendaciones, pero no más que las que habría que tener en cualquier otro espacio de aguas abiertas donde, además, no existe servicio de vigilancia y salvamento. 

En los últimos trece años ocho personas han muerto ahogadas en el pantano de El Burguillo, según la información facilitada por la Agencia de Protección Civil y Emergencias de la Junta de Castilla y León. No son los únicos fallecidos en este embalse si bien los rescates anteriores a 2011 no figuran en el sistema Séneca que es el que maneja este organismo dependiente de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León. 

Así, en los últimos trece años la Agencia de Protección Civil y Emergencias ha participado en trece rescates de personas que se habían ahogado en este espacio acuático, en todos ellos sin éxito y con resultado de muerte. Curiosamente siete de los ocho fallecidos eran varones de distintas edades, incluidos menores.

El primero de los ahogamientos de los que lleva el registro la Agencia de Protección Civil y Emergencias de Castilla y León fue el de un varón de unos 40 años que se ahogó en este pantano el 15 de agosto de 2012. Cinco años después, el 24 de agosto de 2017 fallecía ahogado otro varón de 70 años y el 18 de agosto del año siguiente, un niño de 6. En junio de 2019 un hombre de 36 años perdía la vida en las aguas de este pantano y el 28 de junio de 2020 El Burguillo sumaba una nueva víctima, también de un varón. Apenas un mes después, el 6 de agosto de aquel mismo año, moría una joven de 16 años en estas mismas aguas en las que este verano ya van dos fallecidos. El primero, de 18 años, se ahogó el 14 de julio mientras nadaba cerca del centro rural 'La casa del pantano' y el segundo, de 29 años y que no sabía nadar, el 20 de este mismo mes al parecer tras soltarse de los flotadores a los que estaba sujeto. 

Motivos. Si ocho personas fallecidas por ahogamiento en trece años son muchas o pocas es difícil de afirmar con independencia de que detrás de cada uno de estos sucesos hay una vida perdida y mucho dolor para familia y amigos. También dolor, reconoce José María Manso, el alcalde de El Barraco, en cuyo término municipal se encuentran el 88 por ciento de las aguas de este pantano, sienten los vecinos cada vez que una persona pierde la vida en este lugar. «Es triste que vayas a un sitio a disfrutar con tu familia o con amigos y encuentres la muerte», lamenta Manso al hablar de lo consternados que se quedan los barraqueños cada vez que El Burguillo se cobra una vida. Unos vecinos, asegura el alcalde, que también disfrutan de unas aguas que tienen «mucha profundidad» y en las que hay que bañarse «con precaución». «Tú crees que no te cubre y haces pie y de repente hay un bancal», pone como ejemplo el alcalde de El Barraco algunos de los peligros de estas aguas en las que, recuerda, hay que hay que tener "precaución y conocer las zonas".

"Parece ser que hay corrientes subterráneas que te arrastran", se hace eco Manso de otro de los peligros que se atribuyen no solo a El Burguillo sino en general a todos los pantanos. Y las hay, como confirma José Luis Molina, catedrático de Ingeniería Hidráulica, si bien descarta que éste sea el motivo detrás de estos ahogamientos que él atribuye a factores que "no son ni geográficos ni hidráulicos". Y es que, apunta este experto, aunque es cierto que en los pantanos puede haber corrientes éstas tienen lugar cerca de las presas y con los desagües. "Ahí sí se puede producir un efecto de succión", reconoce el también profesor de la USAL antes de apuntar que lógicamente por éste y otros motivos estos lugares son zonas acotadas para el baño. En otros lugares del pantano, prosigue, aunque puede haber corrientes éstas no tienen "un efecto de arrastre tan grande". Eso sí, más que corrientes apunta Molina que lo que sí puede entrañar un peligro para los bañistas en un pantano son las "topografías complejas" que puede presentar el fondo. Habla de rocas, oquedades o lodos que sí pueden provocar atrapamientos, aunque entiende que estos casos son "mínimos". También de vegetación o ramaje bajo el agua que no se ve y que "es peligrosísimo" pero que en el caso de El Burguillo es un peligro que, dice, no existe.

Afirma así mismo este experto que otro de los peligros que puede entrañar el nado en un pantano es el oleaje provocado por las embarcaciones de recreo. Aún así Molina cree que estos ahogamientos son "multifactoriales" y responden más a cuestiones relacionadas con el bañista que a las características geográficas o hidrológicas de los embalses.