Editorial

No se puede perder más tiempo en las desavenencias políticas

DAV
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La cuestión de confianza de la que se lleva algunos meses hablando alrededor del Ayuntamiento de Ávila, y que el ordenamiento contempla y regula, es una figura extraordinaria. Tanto, que esta fórmula ha sido más habitual en el ámbito de la política nacional –y por su trascendencia se pueden recordar las que presentó Adolfo Suárez, Felipe González o algún que otro presidente autonómico–, pero de forma insólita e infrecuente, y aún así poco tiene que ver con los apartados que la norma detalla en el apartado de la elección del alcalde de la Ley de Régimen Electoral.

De hecho, la propia cuestión de confianza en el ámbito municipal solo incluye cuatro supuestos para que se pueda presentar (vinculada a los presupuestos anuales, el reglamento orgánico, las ordenanzas fiscales o la aprobación que ponga fin a la tramitación de los instrumentos de planeamiento general de ámbito municipal). La que se plantea para la ciudad de Ávila se vincularía a los presupuestos anuales, que a su vez tiene una excepción en el propio artículo, y obliga a que prospere una moción de censura para que el alcalde sea cesado automáticamente, lo que, ante el escenario político real, hoy por hoy parece absolutamente inviable. Y a eso se va a agarrar el alcalde de la capital, Sánchez Cabrera, para mantenerse en el poder y sacar adelante sus cuentas, aunque estas vengan condicionadas por la aprobación de ordenanzas fiscales, que no incluyen las subidas que Por Ávila pretendía.

En conclusión, con una fórmula extraordinaria, perfectamente legal, se está dando solución provisional a una situación de bloqueo y que no se ha sabido gestionar para dar más fortaleza a un capítulo extraordinario y fundamental para el día a día de la ciudad.

Pero como la legislación es escrupulosa, la propia norma contempla que «cada alcalde no podrá plantear más de una cuestión de confianza en cada año, contado desde el inicio de su mandato, ni más de dos durante la duración total del mismo. No se podrá plantear una cuestión de confianza en el último año de mandato de cada Corporación». 

Por lo tanto, cabe insistir en la excepcionalidad de la fórmula, y aunque haya algún margen para alargar la situación sobrevenida, a lo que está ya obligado el equipo de gobierno municipal es a comenzar a trabajar en los acuerdos y la confluencia de intereses, donde podrá encontrarse con la oposición, que por el momento ha presentado sus enmiendas a la totalidad del borrador de los presupuestos.

Casi un año después de este segundo mandato de Por Ávila en la capital abulense ya se va tarde, pero es hora de generar un punto de inflexión, aunque, eso sí, que no sea a cualquier precio, como sucede en la política nacional.