Color y vida llegados desde Guatemala

D. Casillas
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Bayron Choguix celebra en el Episcopio una exposición en la que a través de la fotografía y la pintura homenajea a la mujer de la etnia amaya y reivindica su apuesta por la vida y la alegría

Amaya, el nombre de una etnia indígena de Guatemala, es también el título de una exposición que como ventana para asomarse a aquel país hispanoamericano se inauguró en la sala subterránea del Episcopio, muestra en la que su autor, el guatemalteco Bayron Choguix, establece una alianza expresiva entre la fotografía y la pintura (óleo y acuarela) para rendir un homenaje a los muchos valores que encarna la mujer amaya.

Hay en la exposición, que reparte su contenido entre una veintena larga de piezas, mucho color, mucha sonrisa, mucha vida contada y de alguna manera contagiosa, mucha intensidad protagonizada por unas mujeres que son fundamentales para mantener una sociedad muy pegada a la naturaleza.

El propio artista, acompañado por el concejal de Cultura del Ayuntamiento de Ávila, Ángel Sánchez, inauguró ayer esa exposición, de la que éste destacó, tras recordar que la muestra ya ha podido visitarse en Arenas de San Pedro (donde reside Bayron), Candeleda y Cuevas del Valle, que en ese conjunto de fotografías y pinturas «lo fundamental es el color tan optimista que visten allí estas mujeres», al tiempo que, «como no puede ser de otra manera, es también una llamada de atención sobre los derechos de las mujeres amaya».

Explicó Bayron Choguix, tras agradecer al Ayuntamiento «hacer realidad mi sueño de poder exponer en una sala tan espectacular como la de la sala del Episcopio, y a Lola, de Cuevas de Valle, que ha promovido todo esto», que «con estas pinturas y fotografías lo que quiero es compartir y de alguna forma visibilizar la vida cotidiana de la mujer indígena amaya de mi país», un reconocimiento público que «también es un homenaje a mi propia madre y al trabajo de la mujer indígena y de las mujeres en general, que es fundamental para nuestros pueblos y, lastimosamente, no está reconocido como se merece».

En muchas de las escenas que comparte en la exposición, añadió, «muestro lo que es mi madre, gracias a la cual pude salir adelante, igual que mis hermanos». Cuando empezó en el mundo del arte plástico, siguió contando, «lo hice pintando paisajes, buscando mi propio camino, y llegó un momento en que me llegó la idea de decidir centrarme en este personaje que es la mujer indígena». El conjunto de fotos, óleos y acuarelas que expone en el Episcopio es la selección del fruto de «más de siete años, en los que he contado con muchos apoyos que quiero agradecer».

La exposición puede visitarse hasta finales de mes, de martes a viernes de 19 a 21 horas, y sábados y festivos, de 12 a 14 y de 19 a 21 horas.