Arévalo arropa a la Marcha por la Dignidad en su camino a Madrid

M.E.
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Varias decenas personas de la columna noroeste llegaron a pie a Arévalo en su protesta por los recortes sociales y laborales. Les esperaban comida y cama en el polideportivo

Los primeros andarines de la Marcha por la Dignidad cruzan el Puente de Medina. - Foto: Ricardo Guerra

‘Estamos cambiando el mundo, disculpen las molestias’. Esta frase, escrita en una pancarta, recibió este sábado en Arévalo a las varias decenas de andarines indignados que dan vida a la columna noroeste de las Marchas por la Dignidad, las cuales partieron hace días desde diferentes puntos del país para llegar a Madrid el 22 de marzo en protesta contra el paro, la precariedad, los recortes, la corrupción y el pago de la deuda y en favor de las libertades democráticas y el empleo digno.

Provistos de sus propias pancartas, banderas de Comunidades como Asturias y Galicia, paraguas para resguardarse del sol y calzado cómodo, los andarines llegaron poco después de las cuatro de la tarde a la capital de La Moraña. Escoltados por las fuerzas de seguridad y sus coches de apoyo, entraron por el Puente de Medina y, pese al evidente cansancio del que lleva más de treinta kilómetros a sus espaldas, con mucha fuerza, quizás alentados por los abulenses que les estaban esperando. Gritos de «sí se puede», «sí, sí, sí, nos vamos a Madrid», «Gobierno dimisión», «que no pagamos vuestra deuda con educación y sanidad» o «casas sin gente, gente sin casas» acompañaron a los manifestantes en su entrada y recorrido por la villa, al que se iban sumando también algunos indignados de la provincia. A pie de acera o desde las viviendas, fueron numerosos los ciudadanos que respondieron al paso de la marcha con aplausos y gritos de ánimo.  

Megáfono en mano, los propios participantes fueron informando de los motivos de la movilización y del momento culminante de la misma, la convergencia de todas las marchas el 22 de marzo en Madrid para expresar su rotundo rechazo a la toma de decisiones gubernamentales «llevadas a cabo de espaldas al pueblo».

El punto final de la larga etapa  del día era el polideportivo municipal, donde les esperaba un aperitivo de quesos y una ensalada de pasta. Los andarines también tuvieron la oportunidad de ducharse y de recibir atención médica por cortes o ampollas, todo ello antes de participar en las asambleas informativas y de tomar un merecido descanso.