Raúl Chapado, un abulense en París

Jaime Gómez
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El presidente de la Federación Española de Atletismo se convierte en el referente del deporte de Ávila en los Juegos Olímpicos

De izquierda a derecha, Sebastian Coe, la Reina Letizia y Raúl Chapado - Foto: World Athletics

Raúl Chapado (Ávila, 1970) es el referente del deporte abulense en los Juegos Olímpicos París 2024. La ausencia de deportistas de la provincia lleva el foco a un Chapado que fue olímpico en Sidney 2000 y que ocupa actualmente la presidencia de la Real Federación Española de Atletismo (RFEA), así como la vicepresidencia de World Athletics, el deporte rey de los Juegos. Su descubrimiento por parte de una referencia histórica del atletismo abulense, su vida deportiva, el salto al sector de la gestión y su profundo amor al deporte marcan un camino que aún no vislumbra última parada.

Chapado, 1,94 metros, iba para jugador de baloncesto hasta que en unos juegos escolares recibió la invitación de un entrenador de atletismo para probar en triple salto. Era Santi Moreno, que ostentaba el récord de España de triple salto con 16,93 metros. «Todo el mérito lo tiene Santi. Vio algo en mí» recuerda, aunque los inicios no fueron fáciles «no me gustaba, no dominaba la competición y cuando no dominas el triple te haces daño». Ese inicio fue clave para su crecimiento personal posterior ya que tiene muy claro que «esos retos me curtieron. Entrenar en situaciones duras, sentirte que estás en desventaja con otros me hizo entrenar mucho más fuerte».

Crece en el escalafón nacional hasta convertirse en internacional, ir a Europeos, Mundiales y la cúspide con los Juegos Olímpicos en 2000. Cuando termina su etapa deportiva orienta su formación hacia la gestión deportiva siendo Director Deportivo de la candidatura de Madrid a los Juegos Olímpicos 2016 y Director General de la de 2020, una época que comenta «me sirvió para entender el global del deporte, no solo entiendes los aspectos técnicos del deporte, sino a verlo de manera integral, la economía, la tecnología, la comunicación, etc». Con ese bagaje llega en 2016 un salto a la presidencia de la RFEA «a pesar de no tener ninguna ambición». 

Esa experiencia olímpica cree le sirvió para «responder a un perfil que no existía. Diferentes sectores del atletismo me vinieron a buscar e incluso en un primer momento dije que no. Querían alguien que no estuviera en el mundo federativo. Finalmente se alineó lo que buscaba un deporte como el atletismo y lo que tu ofreces. Quizá en otro momento no se hubiera dado».

Ocho años ya al frente de la RFEA donde reflexiona «hemos conseguido el objetivo inicial de transformar la entidad. Hemos mejorado la gobernanza, planificado estratégicamente que hasta entonces no se había llevado a cabo o implementar en comunicación. Eso sí, a nivel económico todo fue más fácil porque la RFEA estaba saneada y eso ayudó». A pesar de tener un proyecto sólido, la pandemia lo acelera todo en 2020 «innovación, tecnología, mirar hacia fuera y ver qué nos pueden aportar desde otros sectores que no sean el deporte, todo nos ha llevado a ser más competitivos». 

Pero si de algo se queda en estos ochos años es con «ser más íntegros. Veníamos de años turbulentos con falta de confianza en España y el extranjero hacia el atletismo. Necesitábamos dar confianza y ser didácticos en lo que hacíamos». No ha sido fácil y conoce sus aciertos, errores y formas de trabajar «hemos metido la pata muchas veces y hemos sabido corregir. Además, es muy importante escuchar a la gente, luego en base a una información documentada y un análisis amplio, tomas las decisiones con pleno convencimiento» .

el nivel del atletismo. A nivel deportivo sus primeros Juegos Olímpicos al frente de la RFEA fueron Tokio 2020 donde consiguieron una medalla a cargo de Ana Peleteiro y diez diplomas como uno de los ocho primeros. Ahora para París 2024 no quiere hacer pronósticos «nunca he entrado. Me parece una falta de respeto», aunque tiene que claro el nivel en el que se encuentra el atletismo español «hemos estado consiguiendo dos medallas y entre ochos y diez finalistas. Por lo tanto, eso es lo normal. Es nuestro nivel. ¿Qué podemos sacar más? ¡Claro!, pero no es la realidad. A veces sale y a veces no». A esta cita olímpica ve a España «con su equipo más potente, con más claridad a la hora de optar a medallas, sobre todo con el triple, o la marcha como grandes caladeros», pero es consciente que los pequeños detalles pueden marcar las diferencias a pesar de contar con estrellas como «Álvaro Martín, María Pérez, Mo Attaoui, Ana Peleteiro, un prodigio como Jordán Díaz, entre muchos otros». A pesar de ello, muestra calma «prefiero ser muy prudente, cuando hay más expectativas hay más decepción».

Esos deportistas que aspiran a medallas «son grandes iconos con los que la gente se identifica, disfruta viéndolos y sirve para reforzar un sentimiento de pertenencia» comenta sobre la importancia de tener referentes. A nivel mundial ve «al sueco Mondo Duplantis en pértiga con la opción de batir su récord del mundo, un duelo sobrenatural en los 400 metros vallas femeninos entre la americana Sydney McLaughlin y la neerlandesa Femke Bol o la cita de dos mitos del maratón como Kenenisha Bekele y Eliud Kipchoge. Aunque por su pasión por el atletismo «te podría dar muchos más», Chapado es de esos gestores que «si mi vida profesional se parase ahora, no me importaría. Me subiría a una grada a comer pipas mientras veo deporte y atletismo, me da igual escolar que de primer nivel» comenta con total naturalidad.

Después de París 2024 ve su trabajo en la RFEA a corto plazo «me queda un ciclo» aludiendo a que «el mundo va muy rápido y es necesario que las entidades se renueven».

Aunque todavía no piensa en el final «estamos muy ocupados, no ya pensando en el ciclo 2024-2028, sino que ya estamos trabajando para el 2028-2032. Estamos trabajando en crear producto, visibilidad, aprendiendo a adaptarnos a nuevas tendencias y, sobre todo, desarrollando nuevas generaciones de atletas y técnicos». Lo hace a nivel nacional como internacional, fuera desde la vicepresidencia de World Athletics donde siente «un deporte en constante evolución. En reglas, nuevos eventos o formatos. Si quieres que tu deporte sea más atractivo e innovar hay que escuchar lo que dice el espectador, lo que te dicen los datos e interpretarlos».

Por ello, llevarán a cabo eventos de prueba desde 2025 para cambiar reglas tradicionales que llevan normalizadas más de 100 años como eliminar la tabla en salto de longitud o triple salto, reducir el número de intentos en los concursos o plantear eventos más pequeños con mayor concentración de acción y estrellas.

Raúl Chapado lleva una carrera vertiginosa y una agenda muy ocupada donde no olvida su Ávila natal «son mis raíces, es mi tierra. Antes de venir a París pasé por allí. Cuando era deportista y ahora cuando viajo al extranjero siempre hablo de esa ciudad medieval que está tan cerca de Madrid».

Sigue teniendo muy claro el potencial deportivo que tantas alegrías dio al mundo del atletismo y del ciclismo «por altitud y cercanía a Madrid habría que hacer un proyecto ambicioso no solo para hacer un centro de tecnificación o especialización, sino para desarrollar el atletismo en Ávila. Tener un módulo cubierto y una pista de ocho calles. La raíz que te genera ciudades pequeñas es clave para que, en condiciones más duras y extremas, se generen grandes competidores». De Ávila, con escala en París y sin tiempo a corto plazo para sentarse solo a disfrutar de la pasión por el deporte.