Una piedra funeraria llena de significado

D. Casillas
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La estela árabe hallada en Arévalo elegida como 'Pieza de invierno' del Museo, que presentó ayer Javier Jiménez Gadea, ha demostrado que esas manifestaciones no eran únicas de la capital

Una piedra funeraria llena de significado

La 'Pieza de invierno' del Museo de Ávila, ese programa que la institución dependiente de la Junta puso en marcha hace unos años con el objetivo de destacar en diferentes momentos del año vestigios del pasado «novedosos o que aportan algo nuevo a la investigación», es una estela funeraria islámica procedente de Arévalo, una talla en granito realizada para identificar una tumba que fue hallada casualmente en 2021, junto con otras trece, en el entorno del Molino de Don Álvaro de Luna, junto al río Adaja, todas reutilizadas como peldaños de una escalera  y remates de un murete de contención. 

Para ofrecer el máximo de información sobre esta pieza, que se encuentra expuesta en el Almacén Visitable de Santo Tomé (las otras trece pueden verse en el Museo de Historia de Arévalo, en el edificio Espacio Mudéjar), el Museo acogió una conferencia sobre esa estela y su contexto histórico, una charla que fue ofrecida por el propio director del mismo, Javier Jiménez Gadea, especialista en arqueología islámica.

Comenzó explicando el ponente que lo importante de esta pieza no es tanto la estela en sí, «puesto que en la capital tenemos catalogadas más de 300 y en el Museo tenemos inventariadas más de cien», sino el hecho de que «haya aparecido en Arévalo, formando parte de un conjunto con otras tres, porque la verdadera novedad es que hasta ahora este tipo de piezas, que tenemos perfectamente estudiadas, sólo aparecían en Ávila capital, vinculadas a alguno de los tres cementerios islámicos medievales que tuvo la ciudad entre el siglo XIII y XV, y salvo alguna excepción no aparecían en otro sitio a pesar de que sabemos que en otras localidades de la provincia y del valle del Duero también hubo aljamas».

Añadió Jiménez Gadea que ese encontrar estelas islámicas sólo en la capital «parecía un endemismo, algo raro o propio de aquí, porque según la información que tenemos en todas las aljamas del valle del Duero lo recomendable era que las tumbas fuesen lo más sencillas posibles, que se guardase el anonimato, y aunque cabía la posibilidad de que en otras aljamas los alfaquíes fueran un poco más rigurosos que los de Ávila en ese sentido y desaconsejaran el uso de estelas, nos parecía algo raro».

Sabiendo que «la mayoría de las estelas halladas, incluso las de Ávila, habían sido reutilizadas en edificios que se construyen o se reforman en el primer tercio del siglo XVI, cuando se desmontan estos cementerios a partir de 1502», desde esa perspectiva «empezamos a ver alguna excepción y localizamos algunas en El Barco de Ávila, reutilizadas en el castillo y también en el puente sobre el Tormes», a lo que sumó el descubrimiento «de alguna más en la Calle Larga de Arévalo, en el barrio de la antigua morería, que estaban reutilizadas como sillares en una casa».

Fueron unos vecinos de Arévalo quienes se pusieron en contacto con el Museo para informar de que habían descubierto unas piedras que se parecían mucho a las estelas que hay en el Museo, «fuimos a comprobarlo y vimos que eran exactamente iguales en tipología».

Esa, insistió el director del Museo, «es la principal novedad del hallazgo de esas estelas en Arévalo, puesto que ya podemos atestiguar que no hubo esas piezas sólo era Ávila sino que las había en otros lugares, y esa ha sido la prueba evidente; las estelas de Arévalo son exactamente iguales y responden en todo a la misma tipología que teníamos hecha para las de Ávila, lo cual prueba que son estelas islámicas también, y así podemos atestiguar que al menos las aljamas de la provincia de Ávila sí que señalizaban sus sepulturas con estelas».

Interesante fue también el descubrimiento de que esa estela tenía «una inscripción que podemos sumar al corpus de las inscripciones árabes de época medieval que estamos documentando en Ávila de época medieval», que en concreto es «la segunda parte de la profesión de fe islámica 'No hay más dios que Dios y Mahoma es un mensajero', es decir que sólo se le 'Mahoma es un mensajero', lo cual demuestra que es una piedra que fue partida y cuya otra mitad, en la cual estaría la obra parte de esa frase que tiene que reproducirse entera, está perdida».