Un centenar de personas, convocadas por UGT y Comisiones Obreras, se concentraron este jueves frente a la sede de CEOE Ávila, en la plaza de Santa Ana, para reivindicar una cuestión «de justicia social», la reducción de la jornada laboral a 37 horas y media semanales. Así lo definieron sus dirigentes sindicales Javier García y Óscar García Barroso, respectivamente, quienes subrayaron que es algo que afecta a «casi la totalidad de los trabajadores del sector privado, en nuestra provincia y en el conjunto de la nación», casi 13 millones de asalariados.
El secretario general de UGT en Ávila, Javier García, señaló que «a pesar de que de momento no tiene el visto bueno de todos los agentes sociales que participan en el diálogo social, puesto que la CEOE se opone a ella, es una medida de justicia social que ayudará a equilibrar nuestro mercado de trabajo, puesto que va a producir un reparto del empleo y generará empleo, pero que también permitirá conciliar mejor la vida laboral y familiar, y además permitirá que el trabajador esté sometido a un menor estrés laboral, con lo cual va a beneficiar también en cuanto a la disminución de la siniestralidad laboral, y como consecuencia de ello también al aumento de la corresponsabilidad».
También indicó García que «llevamos desde el año 1983 con la misma jornada laboral y de una vez por todas debemos entrar, a nivel laboral, en el siglo XXI porque es una medida que favorece al conjunto de la clase trabajadora».
En la misma línea, el secretario general de CCOO de Ávila, Óscar García Barroso, explicó que este jueves se lanzaba en toda España esta campaña bajo el lema 'Llegó el momento de reducir la jornada laboral' para «hacer justicia social de una cuestión que lleva instaurada desde 1983 y que sitúa la jornada máxima legal en las 40 horas semanales». «Yo creo que el mercado de trabajo, las condiciones, la productividad y los beneficios de las empresas hacen que abordemos de una manera inmediata esa posibilidad de repartir el trabajo, el tiempo de trabajo y, en definitiva, la riqueza que la clase trabajadora generamos. Y que lo hagamos confrontando con esa dinámica sistemática a la que asistimos, en algunos casos incluso haciendo apología del impago impositivo y de la evasión fiscal por parte de los empresarios y por parte de la dirección empresarial en la CEOE».
Subrayó García Barroso que «siempre que a lo largo de estos últimos años la clase trabajadora y los sindicatos mayoritarios hemos presionado al Gobierno para cambios importantes como han sido la subida del salario mínimamente profesional o el cambio de la reforma laboral, hemos asistido, por parte de la patronal, a una visión catastrofista de que todo se venía abajo, y en esto también. Para los empresarios, reducir la jornada laboral es la catástrofe, pero no lo es que, en un reciente estudio de Comisiones Obreras, conozcamos que en este país se hacen 2,6 millones de horas extraordinarias todas las semanas, lo que supondría aproximadamente generar más de 170.000 puestos de trabajo, y que el 40% de ellas no son pagadas. Eso sí es una catástrofe porque destruye empleo, evita el reparto de la riqueza, genera evasión fiscal y, por otro lado, genera desconfianza en el propio mercado de trabajo ante una situación de competencia desleal».
«Para nosotros -prosiguió Óscar García Barroso- éste es un nuevo campo de trabajo y de confrontación para, por justicia social, generar reparto de riqueza a través del reparto del tiempo de trabajo y del disfrute también de las condiciones de los trabajadores y trabajadoras».