"Los jóvenes de los pueblos también quieren peinados modernos"

Sergio Jiménez
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Criselda Vinuesa regenta desde hace diez años su propia peluquería ubicada a las afueras del municipio, una de las tres que conviven en El Arenal

"Los jóvenes de los pueblos también quieren peinados modernos"

El Arenal, aunque depende mucho del turismo, también cuenta con bastantes negocios locales que dan vida al pueblo. Por ejemplo, existen tres peluquerías, que para un municipio que no alcanza los 1.000 habitantes, no está mal. Una es la de Criselda Vinuesa. Ella es la segunda generación de peluqueras de la familia. La saga la inició María Asunción, su madre, y su hija la ayudaba en lo que hiciera falta. En 2014, decidió desligarse de su madre y montar su propia peluquería en su casa, situada a las afueras del municipio. «Mi hermana y yo siempre estábamos en la peluquería con mi madre. Hemos mamado este trabajo desde pequeñas. Cuando tuve la oportunidad, monté mi propio negocio», comenta.

A pesar de contar con la competencia de otros dos negocios similares en El Arenal, Criselda está muy satisfecha con la marcha de su peluquería. Cuenta con un clientela que «es como un pequeña familia», tanto de hombres como de mujeres. Y también de jóvenes del pueblo. Un sector poblacional que 'obliga' a Criselda a permanecer actualizada por las nuevas tendencias. «La gente joven de los pueblos, principalmente las chicas, demandan peinados modernos. Por tanto, tengo que estar al día y hacer nuevos cursos», asegura. En su peluquería se entremezclan los cortes clásicos con otros más actuales.

Consciente del descenso de población que sufren los pueblos, Criselda se alegra de la llegada de nuevos vecinos a El Arenal («dan vidilla al pueblo»), que ayudan a mantener abiertos su negocio y el de su marido, que regenta una panadería. Un comercio que permitió a Criselda sobrellevar de otra manera el periodo más duro de la pandemia del Covid. Entre eso y las ayudas gubernamentales, Criselda puede celebrar la primera década de existencia de su peluquería. La primera de muchas que le quedan por cumplir.