L expansión paulatina de los puntos de carga hace posible recorrer España con un vehículo eléctrico, pero hay que contar con varias aplicaciones para usarlos y un buen calendario y mapa de paradas para no sufrir el gran miedo de los usuarios: quedarse sin batería.
«Se pueden recorrer 1.000 kilómetros diarios sin ningún problema», afirma el delegado de la Asociación de Usuarios de Coche Eléctrico (AUVE) en el País Vasco y tesorero de la entidad, Gorka Retes. Hace cinco años y medio que utiliza autos electrificados y acumula decenas de desplazamientos en su historial, posibles gracias a la red de carga del país, formada por 27.420 puntos, según la Asociación Empresarial para el Desarrollo e Impulso de la Movilidad Eléctrica (Aedive). «Cada 100 kilómetros o menos hay puntos de recarga en autovías y autopistas; igual que electrolineras con varias plazas cada 200, pero de menor tamaño hay cada 50», señala Retes, quien considera que «para el parque automovilístico actual es suficiente, aunque se necesitarán más».
Las baterías acostumbran a tener 400 kilómetros de autonomía -hasta 600 en los modelos más modernos-, aunque disminuye a medida que aumenta la velocidad o se emplean herramientas como la navegación asistida o la calefacción.
El tiempo de carga depende del tipo de batería, el nivel de alimentación del coche, la meteorología -el frío y el calor extremo reducen la autonomía- y la potencia del cargador: un punto de recarga semirrápido (entre 11 y 22 kW) tarda dos horas, uno rápido (50-150 kW) necesita 40 minutos y uno ultrarrápido (más de 150 kW) puede completar el proceso en solo seis minutos.
Estas premisas hacen que los usuarios tengan que organizar los trayectos en función de la duración y la localización de las zonas de recarga -menos frecuentes que las gasolineras-, siempre que la intención sea realizar un viaje largo.
«Fuimos a Francia e Italia y el viaje lo organizamos en función de las paradas para cargar, que es la única forma de viajar con coche eléctrico», afirma Irati, que aconseja «acotar la autonomía a 200 kilómetros al día» para no tener sustos.
De Madrid a Barcelona
Así, para cubrir con seguridad los 625 kilómetros que separan Madrid de Barcelona, un vehículo eléctrico con la batería completa debería repostar en Calatayud (Zaragoza) -a 237 kilómetros de la capital-, donde hay un punto de 50 kW de Repsol, y después en Lérida, que cuenta con una instalación de carga ultrarrápida de Tesla -entre otras-, antes de llegar al destino final. Las paradas coinciden con la recomendación de la Dirección General de Tráfico (DGT) de descansar cada dos horas y sumarían unos 50 minutos al trayecto.
Un total de 74 puntos bordean dicha ruta, la mayoría de 50 kW, aunque muchos cuentan con dos o tres plazas, mientras que otros dependen de restaurantes u hoteles o están en el casco urbano de las localidades cercanas a la carretera.
A partir de 2035, la Unión Europea prohibirá los autos con motor de combustión y, por ende, la flota de vehículos eléctricos será millonaria, por lo que se intuye que se tendrá que ampliar la actual infraestructura existente.
Así, la UE pretende que los países miembros coloquen cargadores de al menos 150 kW para turismos y furgonetas cada 60 kilómetros en los principales corredores.
Los retos
Joaquín, usuario de coche eléctrico, indica que el mayor problema está «en la falta de puntos de carga en los hogares, asunto que las administraciones deberían solucionar para alcanzar la movilidad eléctrica completa».
Los encuestados coinciden en que uno de los grandes desafíos es la falta de interoperabilidad entre los puntos de carga -existente en países como Portugal-, lo que se traduce en la necesidad de descargar las distintas aplicaciones que ofrecen las compañías de la red de movilidad eléctrica para repostar y pagar. «Actualmente el punto negro del punto eléctrico es ese», lamenta el delegado de AUVE, que asegura que se requieren al menos cinco apps «para viajar tranquilo», mientras que Irati revela que tiene hasta 12 diferentes.
«Sin duda, ha habido avances, como que no se necesite tener contrato con todos los operadores de puntos de recarga, pero aún es necesario trabajar más en ello, para que cada vez sea más sencillo utilizar infraestructura de recarga sin importar la marca, como sería contar con terminales de pago con tarjeta, y efectivo si fuera posible», explican desde la Asociación española de fabricantes de automóviles y camiones (Anfac).