Con la llegada del nuevo año, como yendo a la contra de todos los buenos deseos que pudiesen y debiesen tenerse al cambiar el calendario, la capital abulense ha comenzado a conocer, con pesar, indignación y una triste impotencia, la novedad en rojo de la pérdida de servicios y actividades que parecían ya consolidados por su larga y exitosa trayectoria. Comenzó el goteo de desapariciones, casi siempre con el argumento de la falta de presupuesto ante la situación de 'bloqueo' que vive el Ayuntamiento, con la supresión del servicio externalizado de atención al ciudadano a través del teléfono 010 y del número de centralita del Ayuntamiento (ya a modo de anticipo antes de que cambiase el año), poco después llegó la eliminación de la Kedada y recientemente la de los Toques de Pasión que servían de prólogo a la Semana Abulense de Interés Internacional, y a todo ello, abierto el campo de las sorpresas en negativo a nuevos sustraendos, se añade el riesgo de que también se convierta en historia reciente sin futuro, por reducción drástica de un presupuesto que ya era magro, el Festival Nacional de Cortometrajes Ciudad de Ávila, uno de los más importantes en su categoría de cuantos se celebran en nuestro país.
Vale que en algunos casos se puedan repartir culpas con el argumento de la reducción de los presupuestos que llegan al Ayuntamiento de Ávila desde las administraciones regional o nacional, pero al ciudadano le cuesta entender cómo en una ciudad superpoblada de obras en las que se están invirtiendo cifras que no tienen empacho en superar los cientos de miles de euros se aplique la cicatería en actividades o citas muy interesantes y beneficiosas para su economía que podrían salvarse con unos dineros mucho más humildes.
Construir algo y ponerlo en marcha cuesta mucho, mantenerlo, aunque parezca contradictorio, cuesta a veces más que iniciarlo, y consentir que logros conseguidos con mucho esfuerzo y que aportan mucho a la cuidad en muchos sentidos desaparezcan por cuestiones presupuestarias muy difíciles de entender, dígase en este caso los Toques de Pasión o ese Avilacine que durante una semana trae a esta ciudad lo mejor que del corto se hace en nuestro país, no debería permitirse.
Si con lo justo que tenemos en materia cultural cometemos ahora además el gravísimo error de permitir que cosas muy buenas desaparezcan, la ciudad perderá mucho en cantidad y en calidad, perjudicando también a la economía abulense.
Practicar una política 'a la contra' sin importar que perjudique a la ciudad pensando alguna sigla que quizás de ese río revuelto pudiese sacar algún beneficio, por si alguien lo ha valorado así, sería no solamente un brutal error sino también una imperdonable estupidez.