«Si desaparece el boticario el pueblo queda desamparado»

B.M
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Tras la polémica surgida por el fin de las guardias nocturnas en farmacias de algunos pueblos del Alberche, Alicia Hernández, farmacéutica de Serranillos, defiende el compromiso de las farmacias con el medio rural y la importancia de su viabilidad

«Si desaparece el boticario el pueblo queda desamparado»

Tras la polémica surgida por el fin de las guardias nocturnas de farmacias (pequeñas) de localidades del Alberche se ha escuchado a hablar a asociaciones de vecinos, Colegio Oficial de Farmacéuticos de Ávila o incluso la Junta de Castilla yLeón. Pero faltaba uno de los puntos de vistas fundamentales, el de las propias farmacias que se han encontrado en medio de un revuelo que no terminan de entender.

Una de estas farmacias es la de Serranillos que lleva desde hace tres años la farmacéutica Alicia Hernández y que es precisamente la que da voz a su situación. En sus palabras se puede ver una defensa clara a la importancia de la viabilidad económica de las farmacias, su compromiso claro con el medio rural y sus pacientes y, como ella misma dice, que «si desaparece el boticario el pueblo queda desamparado». Por eso, no duda en hacer algunas apreciaciones entre las que se encuentran que sí siguen haciendo guardias (las que no hacen son las nocturnas, a partir de las 22,00 horas, además de que se mantendrán en verano), que a las nocturnas que se eliminan no iban pacientes (y para ello hicieron un estudio para tener datos fiables), que las farmacias de los pueblos grandes siguen igual (El Barraco, Navaluenga y Burgohondo no cambian) y que es algo que ya se hace en otros sitios, donde hay farmacias de referencia en cabeceras de comarca, y nunca había surgido ninguna polémica.

«No se han dejado de hacer guardias, se han dejado de hacer las guardias nocturnas y no en todos los pueblos, sino en los más pequeños» ( se trata de Villanueva de Ávila, Navarrevisca, Serranillos, Navarredondilla, Navalmoral de la Sierra, Hoyocasero y Navalosa), insiste, en lo que es una reivindicación que viene de tiempo atrás, antes de que ella llegara a esta farmacia procedente de Madrid, y que se hace «porque es un servicio que no se utiliza y que tiene un coste personal y económico». Recuerda que es un servicio «no remunerado. Es decir a nosotros no nos pagan nada por la guardia. Pero incluso eso nos da igual, es que no viene nadie y para hacerlo te exige alquilarte una casa» para esos días o buscar un lugar, puesto que hay farmacéuticos que no viven en los pueblos. En su caso está en Navarrevisca, a pocos kilómetros, y no tiene ese problema pero insiste en que en estos años se ha visto que «es un servicio que no se utiliza».

Y esto sucede, explica, porque si a un paciente le atienden en el centro de salud de Burgohondo «primero, le dan la medicación para pasar la noche, y segundo, si a alguien no se la dan no sube hasta Serranillos» teniendo en cuenta la carretera, con la orografía que hay, de noche y con el clima de invierno. Además, si es algo muy urgente, médicamente hablando, los mismos médicos le derivarán a Ávila para la atención en el hospital, recuerda.

Esta falta de uso llevó a hacer una estadística en la que se sacaron las ventas entre las 10 de la noche y las 10 de la mañana y se vieron «seis ventas en todo el año y siempre justo antes de las 10 de la noche y siempre en le horario de verano», por lo que había «argumentos más que de sobra para que Sanidad nos concediese la exención del servicio solamente a las farmacias pequeñas».

«El servicio está más que cubierto», insiste, porque además estas farmacias pequeñas tendrán las guardias nocturnas en verano, desde el 15 de junio al 15 de septiembre, puesto que en este tiempo «la cosa cambia mucho» y «los pueblos se llenan».

Alicia se siente muy dolida por lo que ha sucedido estos días y lo que se ha dicho sobre el servicio, sobre todo porque, señala, «nadie se ha puesto en nuestra piel, que esto es una carga económica y, sobre todo personal, que no tiene sentido», insiste.

Porque, como ella reconoce, quitar estas guardia nocturnas no supone la solución como por arte de magia a los problemas de viabilidad económica a los que se enfrentan las farmacias rurales, pero sí quita un peso personal muy importante. Y eso puede también 'pesar' a la hora de que las farmacias sigan abiertas.

Ella misma señala que lo que sí es un drama es que «en un pueblo se cierre la farmacia y el bar» porque «en un pueblo si desaparece la figura del boticario, ahí queda desamparado». Por eso, recuerda con dolor cómo se vivió el cierre de la farmacia de Navalacruz, algo que no se quiere que vuelva a suceder. Y ahí también es importante para ellos este tipo de decisiones respecto a las guardias nocturnas porque es necesario que sean «atractivas para las nuevas generaciones». En este sentido señala como cuando llega el momento de vender la farmacia (y evitar así que cierre y se elimine el servicio), si le dices a la persona que «además tiene que alquilar algo para pasar la guardia, sabiendo que no va a ir nadie...»

Uno de los aspectos que quiere dejar claro es que «el servicio está asegurado» y ellos continúan con sus horarios, aunque no estén en esas noches.  «Nuestros pacientes son nuestra prioridad», insiste, y es por ello que cree que «no se debe perder la figura del boticario rural porque es una pieza clave del servicio asistencial de los pueblos». Y esto supone que les «tenemos que cuidar un poquito» y «esto es un pequeño paso que a la población, a los pacientes, no les supone nada, no va a empeorar la calidad del servicio para nada y en cambio a nosotros a lo mejor nos da un poquito de aire».

Y por ello pone el ejemplo de que actualmente el médico pasa un par de días a la semana unas horas pero «por lo menos estamos los farmacéuticos, que es el sanitario accesible, que está diario. Estamos un mínimo de seis horas y atendemos los problemas que pueden tener los vecinos».

Por eso deja una pregunta en el aire:«¿si el pueblo se queda sin farmacia, entonces, qué van a hacer los vecinos?.