Desarrollar las infraestructuras, próximo desafío para la UCAV

B.M
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La rectora anunció que se aprovecharán las instalaciones para el grado en Ciencias de la Actividad Física. La lección magistral por Santo Tomás de Aquino corrió a cargo del nuncio apostólico

Desarrollar las infraestructuras, próximo desafío para la UCAV

El edificio y la finca de la Universidad Católica de Ávila (antiguo Colegio de Huérfanos), ya de su propiedad, se plantea como el próximo desafío de la UCAV como una forma de crecer, ahora en instalaciones, especialmente en la parte polideportiva «pensando en el próximo grado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte». Así lo explicó la rectora de la UCAV, María del Rosario Sáez Yuguero, que señaló que ahora tienen la infraestructura, el edificio y la finca, y de ahí que se planteen tener instalaciones polideportivas, como mejores pistas, pero también de otro tipo como «un mejor salón de actos» para que «los alumnos estén mejor» y puedan tener «una mejor formación». Esto quiere decir que Sáez Yuguero reconoce que tienen «muchísimos retos» a los que se enfrentan con «ánimo e ilusión» por continuar y «hacer de Ávila esa ciudad universitaria que todos queremos».

Estas declaraciones las realizó  la rectora de la UCAV durante la celebración de Santo Tomás de Aquino, una fiesta que tradicionalmente se celebra con una misa y un acto académico con su correspondiente lección inaugural, que este año corrió a cargo del nuncio apostólico, Bernardito Cleopas Auzas, que habló de los 'Desafíos en la educación de hoy'.

En el marco de este acto, y tras la misa en la Catedral, la rectora de la UCAV explicó que esta celebración sirve para reconocer a las personas que trabajan en la universidad y empresas e instituciones que colaboran con ellos y aprovechó también para hablar de los desafíos de las universidades católicas y su papel en la sociedad, que se centra en su compromiso con la «formación integral de nuestros alumnos según los valores evangélicos» y ser capaces de formar personas «que transformen nuestra sociedad».

Considera que en el momento actual las universidades católicas con «necesarias» en un mundo en el que están creciendo las universidades, pero muchas de ellas «no tienen corazón, no tienen alma». En contraposición puso a universidades como la Universidad Católica de Ávila que quiere que sea «una universidad con alma y con corazón, que además de formar buenos profesionales, que lo estamos haciendo, también formemos buenas personas y  personas capaces de hacer un mundo mejor». Y esto es posible porque los jóvenes «tienen muchos valores, muchas cualidades», afirmó y todo el mundo en la universidad está implicado para dar «esa buena formación a nuestros alumnos, para que tengan ese papel relevante en la sociedad, que sean transformadores de esta sociedad».

lección magistral. El mismo espíritu y reflexión que presentó Rosario Sáez Yuguero fue el que defendió el nuncio apostólico durante su lección inaugural. Ya antes, ante los medios de comunicación había destacado la adquisición de la finca y el edificio de la Universidad Católica como una «verdadera apuesta» para toda la ciudad y un camino de «esperanza y confianza» en Ávila, para que la universidad haga una gran «contribución» a la ciudad, a la región, a la Iglesia y a toda la sociedad.

Y ese papel de la Universidad Católica de Ávila se enmarca en los desafíos que tienen estas universidades pero, en general, todo el campo educativo.Y entre ellos está facilitar la comprensión «de quién es verdaderamente el ser humano, cuál es su dignidad» y cuáles son las iniciativas que una institución católica puede facilitar en esa comprensión del hombre.

Su defensa se basó en que «la educación para la Iglesia es una parte de su misión. Donde hay Iglesia, hay educación. Donde hay Iglesia, hay colegio». En este sentido, insistió en que «la educación es una parte integral de la misión evangelizadora de la Iglesia», de ahí que Iglesia y escuela vayan acompañadas e incluso la segunda preceda en muchas ocasiones a la misión evangelizadora.

Recordó que la Iglesia Católica tiene más de 220.000 colegios con formación para más de 65 millones de alumnos, a los que hay que unir la parte de las universidades y destacar que más de la mitad son «a niñas y mujeres».

Pero «la educación católica no pretende suplantar al Estado o a sus padres», dijo, «sino trabajar en colaboración y corresponsabilidad mutua». Y esto es importante para enfrentar los desafíos de la educación, entre los que  se encuentra «una educación para formar y transformar a las persona». Es decir, que la educación no sea una acumulación de conceptos y datos sino dirigirse al «crecimiento integral» de la persona, que le guíe a salir de sí mismo y «actuar en consideración de los demás, discernir el bien y el mal» en un mundo como el actual.

En definitiva «abrir las mentes y corazones» y lograr contribuir al «crecimiento integral de las personal» para que «desarrolle una capacidad moral para hacer el bien y evitar hacer el mal».

Además, hizo referencia a diferentes amenazas que el Papa advierte, como la inequidad educativa, la falta de recursos y esfuerzos frente a las necesidades, la deshumanización de la educación y la ambigüedad de la tecnología en el campo educativo, el riesgo de elitismo, la exclusión y la discriminación y la politización y la ideologización excluyente.