No es novedoso que la provincia de Ávila esté a la cola de las provincias de Castilla y León en lo que a comercio internacional se refiere. Lamentablemente es una estadística recurrente que nos recuerda la posición que ocupa Ávila en materia industrial.
Existen carencias importantes en la economía abulense, y el dato del comercio exterior confirma la fragilidad de la industria que se desarrolla en nuestra provincia, y no porque las empresas que están exportando sus productos o servicios carezcan de estrategia, sino porque las que están dan lo que dan y son pocas. La industria abulense arrastra un merecido sambenito de escaso desarrollo competitivo, y eso supone un lastre en el desarrollo económico de la provincia.
Se mencionan de manera crítica todas las estrategias desarrolladas alrededor del turismo, como si fuera la tabla de salvación económica de Ávila, y menos mal, porque viendo el panorama industrial hay que agarrarse a lo más beneficioso. Por desgracia Ávila tiene unas características que no la hacen tan atractiva para el turismo como las zonas de sol y playa, a pesar de tener un patrimonio histórico, cultural, artístico, natural y gastronómico ejemplar. Así visto, el turismo que puede elegir Ávila como su opción siempre será limitado, y las empresas turísticas que aquí se desarrollan también tendrán sus condicionantes.
Muchas veces voces claman también por un desarrollo industrial firme para la provincia, petición que se queda ahí, gritos estériles que no logran aunar la simpatía de todas las administraciones para formalizar un verdadero pacto de ciudad o de provincia, con todos remando en una misma dirección, para impulsar desde las instituciones un verdadero plan de desarrollo empresarial que suponga un punto de inflexión en la acomodada trayectoria industrial.
Hay dos sectores que destacan frente a otros en lo que a comercio exterior se refiere, que son la automoción, y la agroalimentación. La automoción da lo que da, y todos podemos pensar en qué empresas referentes están instaladas en Ávila. Ni son pocas ni pequeñas, pero hasta ahí dan. La industria de agroalimentación viene de pequeños negocios a los que les está costando mucho desarrollarse de forma importante, más en esta época en la que hay una carestía de mano de obra y de materia prima como no existió anteriormente.
La industria abulense sigue haciendo aguas, a pesar de algunos ejemplos concretos que suponen un aliciente para el tejido empresarial, pero aún queda mucho camino por recorrer y las estadísticas así lo demuestran.