Libros que «pasan a formar parte del paisaje espiritual"

D. Casillas
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El periodista y poeta Fernando Alda abrió el X ciclo de 'El donoso escrutinio' hablando de un puñado de títulos de diferentes géneros y épocas «que me han dejado señalado»

El ciclo literario 'El donoso escrutinio', que organiza el Ayuntamiento y coordina José María Muñoz Quirós, vivió este martes el arranque de su décima edición teniendo al periodista y poeta Fernando Alda como conductor de ese itinerario personal por libros que merecen ser salvados de una hipotética quema, sendero de letras titulado 'Los libros de la Ínsula Barataria' que desbrozó creando «una relación entre el mundo cervantino, sobre todo del Quijote como gran libro que engloba otros libros, y un poco la Ínsula Barataria también como un país imaginario, una ínsula imaginaria donde yo voy guardando libros que he ido atesorando a través de todos estos años de mi vida, de múltiples lecturas».

Comentó Fernando Alda, «muy contento y agradecido por participar en esta iniciativa», que «he salvado muchos libros de esa quema, pero de los que hablo hoy bien podrían haber sido otros si los hubiese elegido en otro momento, porque por diferentes circunstancias se te remueve la hoguera de los recuerdos de la memoria y entonces salen esos títulos, que insisto que también podían haber sido otros, porque son muchos los que me han dejado señalado».

Comenzó compartiendo Fernando Alda su admiración por libros como la Odisea y el Quijote, una mirada que fue completando, para hacerla amplia en géneros y épocas, con poetas románticos ingleses y alemanes, con los grandes místicos abulenses que son santa Teresa y san Juan, con Antonio Colinas y con otros abulenses como Jacinto Herrero, José Jiménez Lozano y José María Muñoz Quirós, amplitud de miras con la que quiso evidenciar su idea de que «la buena literatura es intemporal, traspasa épocas, fronteras y géneros; hay libros que resisten peor el paso del tiempo y otros mejor, y éstos son los que terminan convirtiéndose en clásicos, los que quedan y de alguna manera pasan a formar parte del paisaje espiritual de cada uno».

«carbones en los adentros». Esos libros que pasan a formar parte importante de quien los lee, añadió el ponente, son los que «te dejan esos carbones en los adentros, los que uno se llevaría en la mochila a una isla desierta, a esa Ínsula Barataria a la que alude el título de la charla, los que tendría siempre en la mesilla de noche para leerlos cuando uno va a la cama, porque es maravilloso leer antes de irse a acostar».

Aparte de disfrutar de los libros ya leídos y tener la oportunidad de compartir ese enriquecimiento personal que regalan, añadió Fernando Alda, «lo que hay que hacer siempre es seguir leyendo para descubrir nuevas cosas que te dejen poso. Eso es lo que nos mantiene vivos y nos salva de la locura y de alguna manera de la muerte también. De alguna manera yo pienso que leer es una manera de evitar la muerte, por lo menos la muerte en vida; para evitar una muerte espiritual y no sentirte en soledad, porque con un libro en las manos nunca te sientes solo».

En esa constancia en la lectura, apuntó, «creo que es también importante no estar sólo pendiente de las novedades, porque a lo mejor esa mirada tan cercana que te propone el mercado no te deja regresar a los orígenes, a la buena literatura que no sabe de fechas».