Nacho Sánchez, premio al mejor intérprete de cortos en Málaga

D. Casillas
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El actor abulense recibió la Biznaga de Plata por su papel en 'Una cabeza en la pared', en la que encarna a un torero al que la abolición de los toros en España lleva a una difícil situación

Nacho Sánchez, premio al mejor intérprete de cortos en Málaga

El actor abulense Nacho Sánchez acaba de sumar a su envidiable palmarés (Premio Buero Vallejo, Premio Unión de Actores, Premio Max y Premio Feroz) un reconocimiento más, la Biznaga de Plata en el Festival de Málaga clausurado este fin de semana, galardón al que se ha hecho claro merecedor por su papel protagonista en el cortometraje Una cabeza en la pared, dirigido por Manuel Manrique.

Se mete Nacho Sánchez en este trabajo, consiguiendo una gran intensidad emocional y ese logro de transmitir mucho más de lo que parece decir, en la piel de un torero de brillante proyección al que la abolición de los toros en España le condena a un presente y un futuro muy inciertos, donde le cuesta encontrar su sitio. 

El propio actor explicaba ayer a Diario de Ávila que Una cabeza en la pared «es una historia sobre un matador que iba a ser la gran figura del toreo, pero la sociedad ha prohibido los toros unos años atrás por lo cual se queda sin nada»; esa tesitura personal y profesional a la que le aboca la prohibición de los toros le lleva a iniciar «un tiempo de búsqueda sobre quién es él en realidad, en una sociedad cambiante y veloz que no le está dejando espacio».

A fin de cuentas, añade el actor abulense, como cualquier expresión artística que consigue superar lo que cuenta para abrirse a significados más amplios, aunque la película es la historia de ese torero condenado a no serlo más «es también un corto sobre la identidad, sobre la búsqueda de un lugar». Todo ello, en un corto que «trabaja unas imágenes con mucha personalidad» y en el que «hay una apuesta estética muy fuerte, desligada totalmente de algo naturalista».

La trama, en la que Nacho Sánchez demuestra su gran calidad interpretativa, sigue los pasos de este torero frustrado por ley, un exmatador al que encarna siguiendo algunos inevitables tópicos estéticos que en absoluto estorban sino que sabe manejar con la necesaria sutileza para que sean aportes relevantes –patillas largas y pobladas, pelo engominado, camisa abierta…– y al que consigue dotar de una personalidad dramática muy intensa y creíble.

El torero, a veces animado por los seguidores de la 'fiesta', a veces acosado por quienes no la admiten –a la entrada a su casa han pintado la palabra 'Asesino'–, sigue un itinerario físico que es fundamentalmente emocional, y en él va mostrando al espectador sus cicatrices físicas y también las anímicas.

Casi todo el corto está rodado de noche o con poca luz, creando una buscada estética de claroscuros que en algunos momentos se acerca a un tenebrismo para nada truculento y que ayuda a que la trama discurra por esos cauces de la tensión mental que va desgranando, teniendo siempre a la música como un hilo narrativo muy bien añadido que aporta su carga dramática con tino.

Nacho Sánchez, con esa mirada intensa y honda con la que dice tanto sin necesidad de palabras, mueve a su personaje inseguro pero honesto por una sociedad que sabe que le ha desahuciado, un presente al que quiere adaptarse pero que le pone muchos peros. Ante esa realidad, evolucionando el drama hacia un apunte de thiller cuyo fin queda abierto, él se reivindica torero en todo momento: cuando le absorbe la atención del redondel como concepto, cuando torea a unos coches de choque y cuando al final, valiente y con la mano izquierda apuntando un natural sin capa ni espada, espera una embestida peor que si viniese de un toro.

largometraje. Con ese buen sabor de boca de haber conseguido la Biznaga de Plata, explicaba ayer Nacho Sánchez que «ahora estamos trabajando en el largometraje sobre esa misma historia», una película que también dirigirá Manuel Manrique manteniendo el mismo título y que «rodaremos después del verano». Haber conseguido este premio en Málaga, acabó comentando, «es un aliciente más para seguir trabajando e investigando, y también una forma de que el proyecto del largometraje ya empiece a sonar».

El propio Manuel Manrique informó hace unas semanas que ya tiene prácticamente financiado su debut en la dirección de un largometraje con esa adaptación del cortometraje Una cabeza en la pared, cuyo guión será obra suya y de Itziar Sanjuán, y para el cual el protagonismo será también para Nacho Sánchez.

Al pasar del corto al largo, la trama habrá de crecer manteniendo su esencia. En esa búsqueda de un lugar en el mundo que ya no guarda espacio para él, el torero condenado a no serlo prueba varios caminos, debatiéndose entre cambiar el presente intentando restaurar la tauromaquia apoyando la lista de un partido político, o huir al pasado, cuando le hablan de una reserva oculta de toros bravos. Pero también prueba un tercer camino, el de adaptarse al futuro, y ahí comienza a colaborar con una joven artista contemporánea en una obra sobre la prohibición, redefiniendo sus conceptos sobre masculinidad, el arte y, por qué no, el amor.