"Sólo llamamos al psicólogo cuando las cosas ya van mal"

Alberto Sánchez
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Psicóloga, especialista en psicología sanitaria, intervención social y deportiva, lo que de verdad la mueve. Es Lara Jiménez, una figura referente en la materia en una ciudad de la que se marchó para formarse y crecer. Volvió para quedarse

Lara Jiménez - Foto: David González

Hay muchos que se van para no volver, pero Lara Jiménez, psicóloga deportiva, se marchó para regresar, aunque cuando lo hizo aún no lo sabía. «No tenía intención de volver. Ávila se me quedaba pequeña». Tenía ganas de «crecer» y aquí no veía cómo.Les pasa a muchos jóvenes. Algunos, por desgracia, no ven la oportunidad de hacer el camino de vuelta. Ella encontró la fórmula. Ahora lo mira de otra manera. Haber encontrado su hueco profesional ayuda. «Tengo la agenda de pacientes ya cerrada para mes y medio» comenta ante la carga de trabajo diaria. Porque poco a poco se va perdiendo esa «vergüenza social» a ir y decir que se va al psicólogo, aunque todavía queda mucho por hacer. «Se necesita un cambio de mentalidad».Nunca mejor dicho.La salud mental hay que trabajarla. Lo hace en su consulta y hasta hace poco también en el Real Ávila, un club al que llevaba ligada desde hacía un lustro y en el que se había volcado más intensamente esta temporada. Hay que decirlo en pasado. Borja Rubiato fue el  que quiso contar con ella y con el cese del entrenador decidió marcharse. «Ha sido muy duro». Lo hizo por lealtad hacia la persona que había confiado en ella.     

Psicóloga, especialista en psicología deportiva, sanitaria e intervención social, donde ha trabajado en entidades como Cruz Roja o centros de protección de menores. Su mundo es ayudar a las personas, pero ella a quien quería ayudar era a los animales. «Realmente lo que quería ser de pequeña era veterinaria».Puede parecer que no tiene nada que ver, pero en realidad hay un componente de ayuda a lo ajeno, de salud. «Cuando vi que la veterinaria no era todo lo bonito que pensaba, me fui con las personas» cuenta Lara Jiménez. Y lo suyo con la psicología fue «un flechazo» directo. «Me enamoré de la psicología. Puedo decir que soy psicóloga por vocación». Cursó bachillerato pensando en sacar la mejor nota posible para estudiar en Salamanca. Pero en tierras charras «nunca llegué a tener la sensación de estar fuera de casa.Necesitaba realmente irme, irme lejos».Su destino, Granada, donde tenía la oportunidad de seguir ampliando sus estudios. «Yo me inclinaba por la especialidad de la psicología deportiva, pero la realidad es que los profesores que tuve no me animaban a ello. Me decían que no tenía futuro».Les hizo caso. Al fin y al cabo eran profesores universitarios. «Por hacer caso a gente que no debía tiré por el ámbito social». No fue un error, simplemente un camino distinto para llegar al mismo destino.

«Mi primer máster lo hice de intervención social y mi trabajo final fue un programa de baloncesto para niños en riesgo de exclusión social.Consistía en cómo usar el baloncesto para desarrollar habilidades sociales en niños con riesgo de exclusión». Era lo deportivo lo que la movía. Y cuando la cabra tira al monte, es mejor dejarla que suba. Fue a por lo que la gustaba. «No tenía nada que perder. Si salía mal, yo ya tenía una especialidad a la que poder volver».

Fueron cuatro años en Granada estudiando y trabajando. Volvió. Muchos que salen no vuelven. «Lo cierto es que no tenía la intención.Me encanta Ávila pero siempre decía que se me quedaba pequeña. Necesito estar haciendo cosas, buscando experimentar, crecer».Entiende y respeta a quien busca la estabilidad, la calma... «Es también positivo, pero cada persona tiene unas necesidades distintas. Siempre he sido una persona con mucha actividad, de ponerme retos uno tras otro. Quizás en el futuro tenga otras necesidades pero ahora mismo me gusta retarme».

Su regreso empezó siendo por unos meses. Compaginaba su labor en Ávila como psicóloga con su trabajo en Madrid en el Club Baloncesto Torrelodones y en la clínica vallisoletana Plenum. «Llegó la pandemia. Lo que antes era un mínimo trabajo online pasó a ser mayoritario». Ante un escenario de 'teletrabajo' «me  quedé por eficacia. Si aquí la vida es más barata, tengo a mi familia y el 60 por ciento de mi trabajo es online no tenía sentido irme».  

Posiblemente sea la primera psicóloga deportiva de Ávila, una de las ramas de la psicología más novedosas. «Es una psicología que se fija mucho en la psicología de las empresas, de las organizaciones. La psicología deportiva tiene varios objetivos, uno de ellos es mejorar el rendimiento deportivo. También tiene una parte de salud, de la salud mental y bienestar del deportista. Al final el objetivo que se persigue es que la persona saque su mejor rendimiento». Porque el deporte no sólo es una cuestión física, sino también mental. «Las piernas no funcionan sin la cabeza» deja muy claro Lara Jiménez. «Se dice que 'la psicología no lo es todo pero está en todos los lados'. Quizás no sea lo principal, pero está en cada una de nuestras acciones, influye en todo».  Y ese todo incluye muchas cosas.

La gestión de las expectativas es uno de los factores donde más se necesita avanzar. «Hay un error muy grande que solemos cometer todos y es el dar por hecho.Cada uno generamos en nuestra cabeza unas expectativas de lo que va a pasar y si esas expectativas no se alinean correctamente habrá problemas. Si un deportista no tiene claro cuáles son los objetivos, si no tiene claro o no acepta lo que se espera de él, si no se alinea lo que él quiere con lo que quiere su entrenador o club puede haber problemas. Puede haber un desfase que genere emociones desagradables que afecten al rendimiento». Hablamos de expectativas y exigencias. En ocasiones se exige mucho, en otras «no es que se exija mucho sino que se exigen cosas para las que el deportista no se ve capaz. Cuando tienes un objetivo que no has elegido y para el que no te ves capaz se están abriendo las puertas a la ansiedad y otro tipo de problemas». Todo eso hay que trabajarlo.

Es una cuestión de tener la cabeza bien preparada para afrontar determinadas situaciones deportivas. «Pero la psicología deportiva no sólo es eso». Es una herramienta que sirve «para conocer el grupo de deportistas que tenemos entre manos.Conocer su nivel de inteligencia o comprensión nos puede ayudar a entender su capacidad para memorizar jugadas, procesar órdenes, comunicación...  Todo eso también es psicología».

Siempre el deporte ha tenido una gran exposición pública, pero en la actualidad las redes sociales lo han llevado a otro nivel. «El deporte de alto rendimiento es lo menos sano que puede haber mentalmente hablando» reconoce Lara Jiménez ante una realidad actual de exigencia no sólo del que paga, sino del que ve y tiene un altavoz entre manos como son las redes sociales para hacer constar su opinión. «Hay deportistas que están preparados para asumirlo y otros que no».

La psicología deportiva es una herramienta de trabajo para el antes y el durante de la temporada, aunque por desgracia se suelen acordar de ellos en el después, cuando los problemas ya han aparecido. «Tradicionalmente se mira a la psicología para solucionar problemas y en el deporte nos llaman como apagafuegos» ironiza Lara, que entiende que en el deporte –al menos a ciertos niveles– el tema de la psicología no sea lo primordial, pero sí reivindica y defiende la necesidad de tenerlo en cuenta. «La psicología es cada vez más necesaria en el día a día del deportista. Otra cosa es cómo podemos incluirla e introducirla. Obviamente no es lo primero que debe plantearse un club cuando el presupuesto el limitado». Sabe que, como ocurre con la nutrición, son dos especialidades que se han unido al deporte en los últimos años. Aún son dos especialidades modernas, pero «que nos hayamos unido al final no quiere decir que sean menos necesarias. Simplemente quiere decir que nuestro trabajo es más desconocido.No me voy a poner delante de nadie, pero somos necesarios».

Por suerte, en el deporte como en la vida, se van dando pequeños pasos hacia adelante. Se empieza a hablar de salud mental de una manera abierta, pero aún queda mucho. «Hay un avance, la gente se da cuenta antes de que necesita un psicólogo» pero aún queda mucho por hacer. «Aún hay vergüenza social y mucho desconocimiento.Hay mucha gente con reticencias a acudir».

Han sido días duros para Lara Jiménez  por todo lo ocurrido en el Real Ávila.Demasiado impacto. «Los jugadores sienten que ya no estamos y nosotros sentimos que no están». Tiene claro que en estas semanas se verá «la capacidad de resiliencia de los jugadores, de sobreponerse a eventos negativos que forman parte de la vida. A todos nos encanta sentirnos bien la mayor parte del tiempo pero hay cosas en la vida a los que hay que saber sobreponerse. No es hacer como si no hubiera pasado nada, pero hay que dejar un tiempo para digerirlo». Todo deja huella y marca, pero incluso de estas cicatrices se aprende. Así es la psicología deportiva, como la vida.