Aunque suena exótico hablar de terremotos y maremotos lo cierto es que estos fenómenos naturales son algo muy común y ocurren constantemente muy cerca de nosotros. De hecho, en la Península Ibérica cada año se producen de media 3.000 seísmos originados por rupturas súbitas del interior de la tierra por el roce de las distintas placas de áfrica y la de Europa, lo que provoca terremotos desde el mar de Alborán al cabo de San vicente. Ahí justo se generó uno de los terremotos más destructivos de la Península Ibérica, con un maremoto que dejó olas de hasta ocho metros en Cádiz se dejó notar también en Lisboa y Reino Unido. Las zonas más sísmicas de España, que tiene una peligrosidad sísmica moderada, con sismos de magnitudes inferiores a 7,0, son Pirineos y sur y sureste de la Península Ibérica.
El terremoto más grave de los sucedidos en nuestro país en los últimos años, de 5,2 grados de magnitud en la escala de Richter, tuvo lugar en 2011 en la localidad murciana de Lorca y causó nueve muertes y cuantiosos daños materiales. Nada que ver, en cualquier caso, con el que hasta el momento se considera que el mayor terremoto ocurrido, que tuvo lugar el 22 de mayo de 1960 en Chile, con magnitud de 9,5 grados y que produjo una ruptura de falla de alrededor de 1.000 kilómetros, tal y como recuerdan desde el Instituto Geográfico Nacional.
Por suerte en Ávila no ha habido que lamentar desastres de estas magnitudes, que en el caso de la Península Ibérica son más posibles en la zona sur y sureste y las Islas Canarias. Pese a eso, en los últimos años en esta provincia también se han dejado sentir varios seísmos si bien todos ellos de baja magnitud.
En total, y según los datos facilitados por el Instituto Geográfico Nacional, en lo que llevamos de siglo en Ávila se han dejado sentir once terremotos. El último registrado hasta la fecha ocurrió el 18 de junio de 2021, de 2 grados de magnitud, y tuvo su epicentro en Herradón de Pinares.
El terremoto con más intensidad de los localizados en esta provincia desde el año 2000 tuvo lugar el 18 de enero de 2001 en Blasconuño de Matacabras con una intensidad de 2,2 grados en la escala de Richter. La misma magnitud tuvo el que se localizó en Neila de San Miguel el 18 de marzo de 2009.
También Berrocajelo de Aragona sufrió un terremoto el 27 de septiembre de 2001, en este caso de 2,1 grados de magnitud. Tras este seísmo el siguiente movimiento de tierra que se localizó en la provincia de Ávila fue el ocurrido el 22 de septiembre de 2005 en Santo Domingo de las Posadas.
Curiosamente, el 2 de junio del año siguiente Neila de San Miguel volvía a sentir otro movimiento de tierra, de 1,8 grados en este caso y seis días después ocurría lo mismo en Medinilla, donde se originó un temblor de 2 grados en la famosa escala.
También El Hoyo de Pinares ha sido epicentro de un terremoto durante lo que llevamos de siglo, en este caso el ocurrido el 27 de julio de 2008 y que registró una intensidad de 1,6 grados. Riofrío es otro de los términos abulenses donde se ha localizado un seísmo en las últimas décadas. Ocurrió el 3 de noviembre de 2009 y fue de 1,4 grados en la escala Richter. Al año siguiente, en concreto el 16 de octubre, otro temblor, de 1,3 grados, hasta ahora el de menor magnitud, se originaba en Horcajo de las Torres. Ocho años después, en concreto el 6 de febrero de 2018, y con una intensidad de 1,9 grados, un nuevo temblor se localizaba en la localidad de Umbrías.