"Uso las redes sociales para combatir el capacitismo"

Mayte Rodríguez
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Hoy charlamos con Irene Climent, estudiante de Medicina que suma casi 50.000 seguidores en sus redes sociales, en las que comparte vídeos para denunciar situaciones discriminatorias que se encuentra en su día a día

"Uso las redes sociales para combatir el capacitismo" - Foto: Isabel García

Irene Climent (Lausana, Suiza, 1997) recaló en Ávila con diez años y aunque el cambio de vida le costó un poco al principio, la buena acogida que encontró entre sus compañeros de colegio le ayudó a integrarse y a superar «el choque» que supuso, sobre todo, el idioma. «Mis padres son españoles, pero fuera de casa se hablaba francés, así que al llegar aquí no sabía bien cómo expresarme en castellano todo el rato y eso se me juntó con la timidez, pero al año de llegar a Ávila y empezar las clases en el colegio Juan de Yepes hice mi grupo de amigas y ya comencé a hacer planes de fin de semana, a ir al parque con ellas, a cumpleaños, ...y pronto me encontré a gusto en Ávila», nos cuenta. 

Tras cursar la Educación Secundaria y el Bachillerato Tecnológico en el IES Vasco de la Zarza «por el programa British» que imparte ese centro educativo, llegó el momento de elegir carrera universitaria y nuestra protagonista de hoy se decantó por Ingeniería Informática, estudios que comenzó en la Universidad Católica de Ávila (UCAV). «En aquel momento me partí la tibia y preferí quedarme en Ávila, después me fuí a Salamanca, pero llegué a la conclusión de que aquello no era lo mío, así que me cambié a Medicina en el año de la pandemia y aquí sigo, ya estoy en cuarto», recuerda. Es muy consciente de que «es una carrera larga, hay que estudiar mucho, pero lo hago con mucho más gusto que cuando estaba matriculada en Ingeniería Informática, que también lleva sus horas de estudio, pero en Medicina lo llevo mejor, ahora estoy muchísimo más feliz», confiesa Irene.

Siempre se le han dado bien los ordenadores, pero también tiene muy buena mano para el maquillaje artístico. «Desde pequeña me ha gustado pintar, primero tuve una época de acuarelas, después pasaba mis dibujos de papel a las uñas y todas las semanas me hacía algún diseño nuevo», apunta Irene, que empezó a ver ese tipo de creaciones en las redes sociales. «Intentaba calcar lo que había visto en ellas, mi reto era poder hacerlo exactamente igual: en papel, en las uñas o en mi cara, después me dio por el maquillaje, a veces estoy tres o cuatro horas maquillándome, aunque también me los hago más sencillos, ese proceso me relaja muchísimo, me inhibe de todo lo demás y ver que he sido capaz de hacerme algo parecido a lo que he visto me da mucha satisfacción», apunta.  También ella se animó a compartir en su cuenta personal de Instagram (eneri.21) sus tan laboriosos maquillajes. «Grabo el proceso, pero lo que comparto es un resumen para que se vea el comienzo y el resultado final después de una transición», explica. 

A finales del año 2020 fue cuando a través de las redes empezó a combinar su faceta artística con otra, de corte más reivindicativo, con la que sobre todo pretende hacer reflexionar a la población sobre las barreras arquitectónicas que ella encuentra en su día a día, una temática que parece suscitar interés porque ya suma cerca de 50.000 seguidores en Tik Tok (su cuenta es lapetiteneri). «Yo soy una persona con discapacidad, me desplazo en silla de ruedas desde muy pequeña debido a las secuelas de un síndrome que sufrí con un año que afectó a la movilidad de las piernas», explica esta joven, que se considera activista del capacitismo. «Es una discriminación invisible que sufrimos las personas con discapacidad,  está tan normalizada que la gente no se da cuenta», apunta. Una de las manifestaciones  del capacismo consiste en subestimar inconscientemente a las personas con discapacidad; la otra es configurar el espacio urbano sin tener en cuenta las necesidades de movilidad de las personas con diversidad funcional, tal es el caso de Irene, en cuyos vídeos denuncia «situaciones que me encuentro en el día a día, vivencias mías de ahora o de hace tiempo» relacionadas con las barreras arquitectónicas o con otro tipo de obstáculos que tiene que vencer. «Son vídeos cortos que están planteados desde el humor porque creo que eso capta mejor la atención de la gente y despertando la risa el mensaje que quiero transmitir llega muy bien», narra Irene, cuyas cuentas de Tik Tok e Instagram han ido sumando «unos 10.000 seguidores por año», algo que le anima a continuar en esa línea. «Me siguen más por mi faceta de activista contra el capacitismo que por el maquillaje artístico», asegura.

 más oportunidades de poder conciliar trabajo y vida personal, incluso de hacer tu trabajo mejor porque tienes más tiempo para atender a los pacientes», argumenta.

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