Un «cuento de amor» para hablar del alzheimer

D. Casillas
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Ruth Pindado presentó en Letras 'Carla y Memorín', libro para que los niños entiendan un poco mejor ese cruel problema de salud

Un «cuento de amor» para hablar del alzheimer

El alzheimer es una enfermedad degenerativa de enorme crueldad que roba la memoria y la propia identidad a quien lo padece y que causa un gran sufrimiento a toda la familia afectada, un mal que afecta a casi un 8% de los mayores y que a pesar de su maldita incidencia no es tan conocido como seguramente sería de desear. 

Para ayudar a comprender mejor la realidad y las consecuencias del traicionero alzheimer, y de esa manera entenderlo de una forma que lo haga quizás no menos duro pero sí más fácil de asimilar, la abulense Ruth Pindado, que conoce muy bien ese problema de salud, ha escrito un cuento en el que habla de él desde una perspectiva en la que prima lo amable frente a lo doloroso.

Carla y Memorín es el título de ese cuento, que este jueves presentó en Letras, un relato que tiene como protagonista a una chica de catorce años (la que da nombre al título) que, junto a su amigo Memorín, se enfrenta a la dura realidad de la enfermedad de alzheimer que padece su abuelo. 

Ese dolor grande que provoca esa enfermedad lo narra Ruth Pindado desde la perspectiva de «la comprensión, la emoción y la valiente lucha de una familia ante esa realidad», toma de conciencia que les «permite vivir esos momentos con ternura y empatía», y por ese motivo su autora afirma que Carla y Memorín, aunque aborde un tema tan duro, «es un cuento de amor, no un cuento triste».

Cierto es, añade, que «al principio parece que manda la tristeza, pero conforme avanza el relato y hasta llegar al final el lector entiende que esa persona a la que estás acompañando sí que recuerda los millones de momentos que conviviste con él de una forma maravillosa, y por eso, insisto, es un cuento de amor, no de pena».

El libro, editado por Apuleyo e ilustrado por Bárbara Gandini, lo protagoniza «una niña de catorce años que entiende que su abuelo, que padece alzheimer, la sigue queriendo igual que antes, que su abuelo sigue siendo aquella persona maravillosa que fue siempre, y que simplemente necesita que estén a su lado para recordar las cosas que vivió, porque él solo no sabe o no puede».

Carla y Memorín, desarrollando esa realidad del alzheimer y sus circunstancias, «sirve también para entender que los niños enseguida entienden esa situación, no reprochan, no ponen pegas», además de que «es una forma de acercarles a esa dura realidad de una forma más sensible y, sobre todo, de que cuando entren por primera vez en el mundo del alzheimer los adultos sufran menos por el posible miedo de cómo van a recibir el hecho los pequeños, porque lo cierto es que lo interpretan fenomenal desde el inicio, podría decirse que casi lo comprenden mejor que los mayores».

El libro, que por todo lo mencionado aunque sea un cuento es igualmente válido para niños y para adultos, regala al lector «amor, comprensión y emoción como herramientas para minimizar el dolor que causa el alzheimer, una enfermedad con fases muy marcadas y algunas muy dolorosas para quienes conviven con el afectado; en esencia, ayuda a que los adultos también entendamos que los niños lo viven de una manera muy natural y que nunca hay que ocultárselo, porque lo van a entender muy bien e incluso van a poder ayudar en esa situación».