El rosa es más que un color. Simboliza la lucha de todas y cada una de las miles de mujeres, y también algunos hombres, aunque en menor medida, a las que cada año se les diagnostica cáncer de mama. Pero también es el color de la esperanza para todas las mujeres que se enfrentan a una enfermedad donde el pronóstico de vida ha aumentado a lo largo de los años hasta situarse en la actualidad en «el 85 por ciento». Por ellas, por todas y cada una de las mujeres a las que cada año se diagnostica un cáncer de mama, un diagnóstico que el año pasado llegó a 125 pacientes en Ávila, cada octubre se celebra el Día de la Lucha Contra el Cáncer de Mama que en Ávila tiñe la Muralla de Ávila de rosa gracias al abrazo simbólico que los abulenses dan a todas esas mujeres a las que se les diagnostica esta enfermedad.
Cristina Olmo es una de ellas. El diagnóstico llegó como «regalo» de su 40 cumpleaños. Han pasado seis años desde entonces y ahora esta superviviente está volcada en ayudar a otras mujeres que están pasando por lo mismo que ella pasó. «Yo tuve mucha suerte porque a mí me detectaron cáncer muy pronto, en unos protocolos de seguimiento, y eso influyó muchísimo a la hora de la recuperación», recordaba esta empleada de banca este domingo antes de que tuviera lugar ese abrazo simbólico a la Muralla que cada año en el mes de octubre organiza la Asociación Española Contra el Cáncer de Ávila para dar visibilidad a esta enfermedad.
Pese al buen pronóstico con el que contó desde el principio Cristina reconoce que el diagnóstico es duro sobre todo porque es algo que una «nunca se espera y crees que es algo que no te puede pasar a ti, que no te va a tocar». Ella forma parte de ese 42 por ciento de mujeres a las que se diagnostica cáncer de mama por debajo de los 65 años, en su caso recién estrenados los 40, lo que asegura, ahora con perspectiva, «te pilla con más fuerza y te hace luchar y llevarlo de otra manera».
«Con perdón de la palabra, es una putada. Pero te toca y hay que luchar y, además, hay mucha gente que estamos dispuestos también a echar una mano si hace falta», aseguró esta paciente oncológica que tras superar la enfermedad se ha convertido en voluntaria de la Asociación Española Contra el Cáncer donde ella misma es ejemplo de que «hoy en día esto está muy avanzado y se sale adelante».
En esta ocasión, y coincidiendo con el Día Mundial de la Lucha Contra el Cáncer de Mama, la Asociación Española Contra el Cáncer de Ávila llamó la atención sobre tres aspectos en los que a pesar de los logros obtenidos aún se tiene que seguir trabajando y que son la prevención, la investigación y la humanización. «Hay que insistir en la necesidad e importancia de participar en los cribados de cáncer de mama», apuntó la presidenta de la asociación, Lola Rodríguez, antes de señalar que este año estas pruebas se han ampliado hasta los 74 años por lo que «es previsible que haya un aumento de mamografías sospechosas».
En cuanto a investigación, recordó Rodríguez que la AECC destina «23 millones de euros al desarrollo de 92 proyectos» investigadores, insistiendo también en la importancia de que el abordaje de la enfermedad se haga de forma «integral y humanitaria». En este sentido apuntó que la demanda de servicios que la asociación presta tanto a enfermos oncológicos como a sus familiares, y que tienen carácter gratuito, ha aumentado «un 20 por ciento».
En relación con esa mayor humanización para los enfermos de cáncer, la presidenta de la AECC de Ávila también demandó que los entornos sanitarios sean «lugares más acogedores» e insistió en la necesidad de contar con el proyectado centro de día oncológico.
Antes de que los abulenses simbolizaran con ese abrazo a la Muralla su apoyo a las mujeres con cáncer de mama Sheila, «cuñada y casi hermana» de una enferma oncológica, fue la encargada de leer un manifiesto en el que puso voz a lo que para los familiares de estos pacientes implica este proceso de «lucha, superación y desesperación» que obliga a «sacar fuerzas de donde no las hay».
«La palabra cáncer te rompe en mil pedazos», reconoció Sheila al recordar cómo se sintió cuando se enteró que Carmen, su cuñada, tenía cáncer. «Para poder cuidar también necesitamos que se nos cuide porque esto es una cadena y si el eslabón de apoyo no está bien poco podemos ofrecer», apuntó en este manifiesto en el que destacó el apoyo que para enfermos y familiares ofrece la AECC. «Su labor es vital para esta lucha. No estamos solos», aseguró.