Ulaca, un castro excepcional

D. Casillas
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Mariano Serna presentó en la Biblioteca de la Junta los resultados de su investigación sobre la ciudad vettona, entre los cuales destacó que tuvo mayor extensión de la que se creía hasta ahora

Mariano Serna, profesor aficionado a la arqueología que ha llevado a cabo no pocos descubrimientos que han ayudado al mejor conocimiento de la prehistoria y la historia de la provincia de Ávila, ofreció ayer en la Biblioteca de la Junta una conferencia en la que informó, reivindicando la valía de esos datos, de «la verdadera dimensión que tuvo el castro de Ulaca, bastante mayor en superficie y en recintos a la que aparece en el plano que levantaron Lantier y Breuil en 1915, que aún sigue siendo válido en muchos aspectos».

Aquel viejo plano, que Serna no entiende que a pesar de haber sido revisado y mejorado siga «estando en la mayoría de las publicaciones sobre el castro», recogía «la existencia de un único recinto del que se dice que tenía 55 hectáreas» e informaba de que «parte de las defensas de Ulaca quedaban hacia el oeste», pero realmente esta población vettona «era mucho mayor, tenía muchos más recintos, hasta diez, y su extensión era casi del doble que esa».

También dijo Serna que «como consecuencia de mi investigación» se pudo, por fin, «localizar la necrópolis de Ulaca, la última en descubrirse de los principales castros abulenses porque no se buscaba donde había que hacerlo. Las necrópolis estaban en aquella época fuera de las ciudades, pero junto a sus muros, y por eso si se entendía que Ulaca era solamente la parte alta del cerro ¿cómo ibas a buscarla en el lugar acertado?». Fue «cuando establecí que la zona urbanizada había llegado hasta más al norte de donde hasta entonces se crecía cuando se encontró la necrópolis, en la parte más accesible, más llana, más apta para poner un cementerio».

Explicó asimismo que «para acceder a Ulaca había dos vías, la de Villaviciosa, que es la más complicada, la menos apta para llegar a la ciudad, y la que venía el lado norte, la más apta y que es precisamente la que pasaba por el cementerio».

Quiso compartir Serna con su auditorio «algunas cosas relacionadas con los elementos rituales y también con los verracos que nadie ha dicho hasta ahora» y que «desdicen otras dichas y que no son correctas», por ejemplo negando que esas figuras zoomorfas «marcasen vías urbanas o que sirvieran para estimular la sexualidad de las hembras». La realidad, afirmó, «y eso ya lo vio Gómez Moreno, es que muchos verracos tienen como unos verdugones en los costados, adornos con correas que significan que cuando realizaban sacrificios rituales adornaban a los animales lo mismo que a las personas». En definitiva, añadió, «que tenemos verracos adornados que lo que representaban eran sacrificios, rituales y permanentes, pero en piedra; es decir, que cuando ofrecían a los dioses un animal que era de piedra, lo que representaba era un sacrificio permanente».

A modo de resumen afirmó Mariano Serna que «Ulaca fue un asentamiento de una importancia mayor de la que siempre hayamos pensado, una ciudad que seguramente contó con diez recintos de distinto nivel de fortificación y que, sin duda, fue el castro más grande de Hispania y posiblemente de los más grandes que existieron en su tiempo en cualquiera de los lugares».