Mariano Hernández, artesanos del dulce

E.C.B
-

Isabel es la actual propietaria de Bollería Pastelería Mariano Hernández, en la plaza de La Magana. Un negocio que puso en marcha su abuelo en los 50 y que apuesta por la calidad de un producto artesanal amparado por Tierra de Sabor y Ávila Auténtica

Mariano Hernández, pastelería artesana - Foto: Isabel García

Productos naturales elaborados de manera totalmente artesanal. Son las señas de identidad de la Bollería Pastelería Mariano Hernández, situada en la plaza La Magana, en pleno casco histórico de la ciudad de Ávila. Un obrado regentado por Isabel Hernández Vallejo, tercera generación de una familia de panaderos y pasteleros que comenzó con su abuelo, Mariano Hernández, y sus hijos en los años 50 del siglo pasado en la calle Vallespín. Allí hacían pan, sobre todo, y dulces con manteca de cerdo.

Años después compraron el solar donde actualmente se encuentra las pastelería y aunque compaginaron los dos espacios durante un tiempo, en el año 1961 se trasladaron definitivamente a la plaza de La Magana. Luego, en los años 70 se creó en Ávila una cooperativa de panaderos, a la que este negocio aportó una amasadora, donde se centralizó la elaboración del pan, por lo que el obrador Mariano Hernández se centró más en el dulce, concretamente «mantecados, nevaditos y todo ese tipo de dulces que se hacían con manteca», comenta Isabel, quien recuerda que también se hacía otra de las especializadas de esta casa que se ha mantenido hasta nuestros días, el hornazo. «La gente de fuerza traía los productos de la matanza para que el panadero les hiciera el hornazo», explica, «y eso se ha estado haciendo muchos años, aunque ahora somos nosotros los que ponemos los ingredientes».

Tras la jubilación de su padre, hace ya 20 años, Isabel, que ya trabajaba en la pastelería desde 1996, cogió las riendas del negocio, en principio con un hermano, y luego ya en solitario. «Desde 2011 estoy trabajando yo con  un equipo de cuatro mujeres y ya empezamos a hacer dulces con mantequilla, pastas, bollería y seguimos con los hornazos, igual que los hacía mi padre», apunta. Eso sí, relanzando esos productos artesanos con las marcas de calidad Tierra de Sabor y Ávila Auténtica y manteniendo su nombre de siempre, Mariano Hernández.

A sus clientes habituales ha sumado numerosas tiendas de barrio donde se venden sus bollos suizos, mediasnoches, bambas, trenzas o palmeras, y encargos particulares de empanadas y sobre todo, tartas personalizadas. Las claves de su éxito, según Isabel, son «el trabajo y un producto artesano de calidad».