A día de hoy,San Bartolomé de PInares sólo dispone de un bar. Hace años, hasta ocho establecimientos llegaron a dar servicio a un pueblo a cuyos vecinos les ha gustado siempre salir a tomar unas cañas o un chato de vino. Pero ahora, sólo el bar La Plaza, a cuyo frente se encuentra Rubén Perdices, abre sus puertas para ofrecer ese necesario lugar de encuentro y disfrute.
Son seis años ya los que este emprendedor lleva detrás de la barra de un local de lo más torero, y en el que se puede desde desayunar a tomar un pincho a media mañana, comer e, incluso, cenar entre amigos. Porque Rubén, nos cuenta, abre prácticamente todos los días del año y prácticamente todo el día. «Y porque muchos días acabo echando a la gente, si no, también estaría aquí de noche», dice medio en broma medio en serio el hostelero.
Rubén habla de esfuerzo, trabajo y de horas (muchas horas) como claves del éxito de un negocio que lleva él solo. Sólamente en verano, o en días muy concretos, recurre a la ayuda de otra persona.
«Es que aquí hay días muy tristes y días de no dar abasto», reflexiona Rubén sobre un trabajo que él eligió después de haber probado en otras muchas profesiones. «Yo tuve primero la discoteca», recuerda, «y también he trabajado por toda España. Pero quería probar si se puede vivir aquí. Y se puede».
Se puede, sí, pero a base de trabajar mucho, incluso en los días en los que, en teoría, debería descansar. «Yo aprovecho los días que cierro para ir a hacer la compra para el bar, por ejemplo», dice.
La clave del éxito del bar La Plaza, nos cuenta Rubén, es la gran variedad de pinchos y de platos que ofrece cada día. Y todo, además, elaborado en el momento y con productos de primera. «Y si alguien me dice que le monte una comida, pues se la monto», sonríe Rubén al hablar de esa disposición que hace que se haya convertido en todo un referente en el pueblo. Aún así, a Rubén no le importaría que abrieran más bares en San Bartolomé de Pinares.Al contrario.Él sabe bien que eso sería sinónimo de que el pueblo funciona.