«La memoria democrática está débil, hay muchas controversias y energías contrarias en la política, pero estas cosas siempre son de largo recorrido y hay que perseverar en ello; no hay que desesperarse porque haya fuerzas adversas, sino que la razón hay que hacerla valer». Estas palabras de Ignacio Fernández Herrero, presidente de la Fundación Jesús Pereda de CCOOde Castilla y León, se enmarcan en la clausura de las IIJornadas de Memoria Democrática de Ávila, celebradas desde el jueves y hasta el sábado en la capital abulense de la mano de esta organización y que se centraron en la vinculación de los estados para promover la toma de conciencia de la ciudadanía en la materia y en el ámbito judicial. Precisamente al papel de la 'resistencia ciudadana' se refirió Ignacio Fernández, al señalar que la memoria democrática tiene trabajos y «las líneas abiertas» desde las asociaciones y la Universidad, «pero a veces hace falta un abrigo político y judicial mayor».
Esta reflexión se unió a la de los objetivos de estas segundas jornadas, que pasaban por «insistir en la conciencia de la ciudadanía» y poner en el foco en la judicatura, que «tiene un papel trascendental y a la que no es habitual tener en este tipo de foro». En este sentido, señaló que «hemos demostrado que se al menos una parte de la judicatura sí es accesible y que se puede trabajar conjuntamente con las asociaciones memoriales y unir energías desde los distintos ámbitos de trabajo por la memoria. Hemos roto un techo», remarcó, no sin dejar de destacar la «satisfacción» por el nivel de estas jornadas en cuanto a los ponentes y a la acogida, sobre todo en una ciudad «fuera de los espacios donde las cosas son relativamente fáciles».
Leyes de concordia
La última ponencia antes de cerrar el ciclo corrió a cargo del magistrado de la Audiencia Nacional José Ricardo de Prada, quien abordó la justicia transicional en relación a la Dictadura franquista y desde la perspectiva del Derecho Internacional, que es «de absoluta aplicación en estos casos y es uno de los déficit que en general tenemos los jueces». Tras indicar que en este ámbito «cuanto más tiempo pasa más difícil es llegar a determinados logros», señaló que «utilizando la propia verdad se puede dar satisfacción a las víctimas, con justicia o reparación». Así, señaló que, aunque puede haber visiones «divergentes» en relación al pasado histórico, no son «un pretexto» para llegar a las leyes de concordia porque «hay un consenso general de que se produjo un golpe de estado contra un regimen democrático». «Lo que me preocupa de estas leyes es que vacíen de contenido la propia Ley de Memoria Democrática, pongan obstáculos y perturben estos actos tan importantes de 'memorialización'».