A sus 42 años Rubén de la Mata Zarza está viviendo una segunda juventud sobre la bicicleta. Policía Nacional de profesión, ciclista de nacimiento, porque encima de la bicicleta «llevo prácticamente una vida». Y a esa vida la está sacando un buen rendimiento. Seis medallas en siete pruebas –«un éxito total»– ha sido el último botín en los recién disputados X Juegos Europeos de Bomberos y Policías en Braga,Portugal, donde volvía a demostrar que tiene piernas y ganas en un deporte que disfrutó en aquellos años en los que Ávila era una referencia del ciclismo, que sufrió cuando trató de dar el salto a profesionales sin conseguirlo –«Estuve a punto de dar el salto. Pasaban muy pocos. Quizás me faltó padrino, la suerte o estar en el sitio y lugar oportuno»– y al que volvió a reengarcharse como máster, una categoría en pleno crecimiento.
Vivió una de las mejores etapas del ciclismo en Ávila. «Estuve en el momento de apogeo, cuando el deporte rey era el ciclismo. Daba gusto competir en Ávila.Por desgracia no se apoyó mucho el deporte» lamenta Rubén. Fue el ciclismo una de las víctimas. «Lo teníamos todo.La ciudad, la altitud, el terreno, los corredores... Y no lo supimos sacar partido. Fuimos muchos los que tuvimos que dejar el ciclismo por unas cuestiones o por otras».Él lo dejó durante una década, en la que aprovechó para sacar adelante una oposición como Policía Nacional. «En 2006 acabé muy quemado con el ciclismo».Le gustó la Policía como «salida laboral y la preparación física que tenía me ayudó» recuerda.
Sin embargo el ciclismo siempre estaba ahí. Poco a poco recuperó «el gusanillo, esa mala leche por competir» en un deporte que es parte de su vida y que disfruta en el Grupo Impulso Tubular Bikes. «Podemos decir que estoy disfrutando de una segunda juventud sobre la bicicleta.Me encuentro bien y estoy disfrutando de otra manera. No como cuando estaba en Elite-Sub'23 pero también es verdad que en máster cada vez te vas exigiendo más. Es una categoría con gente muy buena, muy bien preparada. Es una categoría muy traicionera». Ya no es la exigencia de la juventud, pero sí la exigencia de quien quiere ganar. «Tenemos esa mentalidad ganadora desde pequeños, por suerte o por desgracia.Te hace exigirte.Entrenas muchas horas y siempre a las competiciones vas a ganar o al menos a hacer entre los tres primeros».