Las secuelas aún serán patentes durante un tiempo. «En estas semanas he visto una mejoría, pero para poder tener el alta, al menos un mes» señala Noel Martín después del grave accidente que sufrió en la Vuelta a Cantabria y que le llevó a la UCI durante casi una semana. Las costillas aún le duelen, el aliento aún le falta en ocasiones, pero lo peor ya ha pasado. Las heridas del cuerpo sanarán. Otra cosa son las mentales, porque el susto fue serio, «el más grave» que ha sufrido. Y eso lleva a ver las cosas de otra, incluida su continuidad en el ciclismo. «Me lo voy a plantear». Cualquiera, después de lo vivido, se lo replantearía.
«Después de esto, lo veo de otra manera y te planteas muchas cosas. Siempre estamos expuestos a un riesgo, es algo que está ahí, incluso cuando salimos a entrenar estamos expuestos a un atropello, una caída... Pero es algo que siempre piensas que no te va a pasar a ti, que es algo ajeno hasta que lo vives de cerca». Y en su caso estuvo muy cerca. «Para mi el ciclismo es una forma de vida. Mi pasión, mi trabajo no deja de ser la bici. Todo gira en torno a ello, pero esto me hace plantearme las cosas» reflexiona. «No tengo nada decidido» quiere que quede muy claro el ciclista de El Arenal. «A ver cómo me recupero. En función de eso, decidiré. No voy a volverme loco si no puedo competir a un alto nivel.Con poder disfrutar de la bici, de entrenar, de que me de el aire en la cara, conocer sitios, hacer rutas... Con eso ya soy feliz. Ahora mismo no me pongo objetivos sino el día a día, ir mejorando».
Ya en Valladolid tras pasar unos días en casa de su familia, en ElArenal, Noel puede hacer vida «normal». No necesita ayuda para lo que hace apenas unos días era una auténtica odisea. «Ya puedo andar, agacharme, he ganado movilidad, autonomía y una libertad que después de tanto en cama, se agradece» valora en estos primeros pasos tras el grave accidente, «el peor susto de mi vida».
Desde el primer momento «sabía que era grave.El golpe fue muy fuerte». Como él mismo relató por redes sociales estando ya en la UCI, «después de dos cambios de bici me dejaron una del coche neutro. En una bajada me dejó de funcionar el freno trasero y, por no embestir a un corredor del Extremadura, me fui hacia el quitamiedos, volé por encima y me choqué contra un árbol». Fue todo «angustioso. No podía hablar, no podía respirar. Primero fue angustioso hasta ver que me habían encontrado, luego hasta que me sacaron de allí. No podían meter la camilla, no podían sacarme de cualquier manera» señala. «Fueron momentos críticos. No sabía lo que tenía, sólo que me dolía muchísimo, que no podía apenas respirar».
Una vez en el hospital el primer diagnóstico reveló una fisura en la pelvis, cresta iliaca rota y cinco costillas fracturadas. «Saber lo que tienes te calma». Todo se complicó cuando dos días después el empeoramiento de su salud y un TACsacaron a la luz un fuerte derrame de sangre en los pulmones. «Cuando se dieron cuenta estuvo a punto de ser demasiado tarde».Su condición como deportista, su buen estado de forma le salvó, sin ninguna duda. A través de un drenaje le extrajeron casi 2,7 litros de sangre del pulmón. Una situación que le llevó a estar casi una semana en la UCI. Momentos en los que «la familia ha sido fundamental. Hay momentos en los que te planteas muchas cosas, hay días en los que no ves salida... Si no es por la familia, me hubiera costado mucho más».
Ha pasado de aquello casi un mes, por delante «más o menos» otro mes de recuperación. «En estas semanas he visto mejoría pero para poder volver a salir a entrenar, aún queda».
Está siendo un duro 2023, un año «complicado».Porque esta caída ha sido otro capítulo más en una temporada en la que la RFEC decidía cambiar la composición de los tándems -perdía como pareja a Christian Venge- con lo que ello ha supuesto en lo deportivo. «Al final son etapas de la vida que hay que afrontar como vienen, tratar de sacar algo positivo de ello y esto me hará más fuerte y aprender en mi vida».