Presumiendo de calva

E.Carretero
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Este lunes se celebra el Día Mundial de los Calvos. Javier, José Carlos o Alberto empezaron a perder pelo en la veintena. Aunque hay muchos tipos, la suya es una alopecia androgénica masculina que afecta a la mitad de los varones a partir de los 50

Presumiendo de calva - Foto: CÉSAR MANSO

Javier tenía poco más de 20 años cuando empezó a notar que el pelo de su cabeza escaseaba. Con la intención de evitar que la caída capilar fuera a más comenzó a probar todos aquellos tratamientos que aseguraban prevenir la pérdida de cabello. Pastillas, champús o lociones cayeron en sus manos sin éxito porque nada de eso pudo evitar que su cabeza cada vez luciera más piel y menos pelo.  «Es un negocio que no sirve de nada», asegura ahora, ya entrado en la cuarentena, este vecino de Ávila que ha aprendido a convivir con la calvicie y a verse bien sin pelo. No fue así siempre porque reconoce que cuando era más joven la caída del cabello le afectó hasta hacerle sentir cierta inseguridad con su físico. De hecho, recuerda, a punto estuvo de ir a Turquía con un compañero de trabajo que también sufría alopecia para someterse a un tratamiento. «No fuimos», reconoce Javier que después de tantos años se ha acostumbrado a tener poco pelo, algo a lo que no le ve mayor problema más allá de ser una cuestión estética. 

Alberto también empezó joven a notar que el pelo era cada vez más escaso en su cabeza. Él también tomó varios tratamientos para evitar una caída que no pudo frenar. Antes de los 40 años apenas tenía ya cabello así que decidió raparse la cabeza y desde entonces luce una calva impecable que nunca se ha planteado repoblar y con la que se reconoce muy parecido a su padre, que también se quedó calvo cuando aún era bastante joven. 

José Carlos, abulense que ya se ha adentrado en los 50, nunca acudió al médico para preguntar por qué cada vez el pelo de su cabeza era menos ni para intentar frenar esa caída. «Es algo natural», reconoce este varón que se toma con humor el hecho de haber perdido la cabellera que tuvo en la juventud. Y lleva razón ya que se estima que «hasta un 50 por ciento de los varones caucásicos mayores de 50 años y de las mujeres caucásicas mayores de 60 años padecen este tipo de alopecia».  Así lo indica la doctora Miriam Corral de la Calle, Jefe de Sección del servicio de Dermatología del Hospital Nuestra Señora de Sonsoles, con motivo del Día Mundial de los Calvos, que se celebra cada 7 de octubre, jornada que pretende reivindicar esta opción estética, tanto en hombres como en mujeres.  

Pero no todas las calvicies, apunta esta profesional, son iguales ya que existen múltiples tipos de alopecia y muchos factores detrás de la pérdida de pelo. Partiendo de la base de que la calvicie es «una patología dermatológica que ocasiona la disminución de los folículos pilosos en diferentes zonas corporales» la doctora Corral de la Calle apunta que «son múltiples los factores que pueden influir en los distintos tipos de alopecia. Simplificando podemos decir que las alopecias pueden deberse a procesos inflamatorios, hormonales y genéticos. Pero también afectan procesos infecciosos, ciertos medicamentos y déficits vitamínicos». Eso sí, la jefa de Dermatología del Hospital de Ávila señala que «como en muchas otras enfermedades, a veces las causas que influyen en un tipo de alopecia son múltiples» y que «también hay factores que aún no llegamos a conocer por completo». 

diferentes tipos Aparte de tener poco pelo José Carlos, Alberto y Javier también coinciden en que nunca acudieron al médico por su alopecia porque ninguno entendió que esa pérdida de pelo estuviera relacionada con un problema de salud. Ellos tienen lo que se conoce como calvicie androgénica masculina, que suele manifestarse «sobre los 20 años» y en muchas ocasiones está relacionada «con antecedentes familiares», como apunta esta dermatóloga que explica que este tipo de calvicie «se manifiesta como una pérdida de densidad pilosa a nivel fronto-parietal (entradas) y vértex (coronilla)». 

El mismo tipo de alopecia se da en las mujeres, como precisa esta doctora que apunta que la calvicie  androgénica femenina se da habitualmente en la post menopausia y está ligada «a la bajada de los estrógenos», aunque también puede verse en mujeres más jóvenes, e incluso en niñas, en la mayoría de estos casos relacionada con «el síndrome de los ovarios poliquísticos».

 Otro tipo de alopecia, prosigue explicando esta profesional, es la conocida como efluvio telógeno consistente en una «caída severa de folículos durante un tiempo concreto, por alteración del ciclo de crecimiento del pelo en relación a infecciones, eventos traumáticos o estresantes, parto o toma de medicamentos, etc, que suele ocurrir tras 2-3 meses de que ocurra el proceso causal y se resuelve de forma espontánea tras un periodo variable de tiempo». 

En la alopecia areata, otro de los tipos, el origen «es una causa inflamatoria-autoinmune no cicatricial», manifestándose esta calvicie «como parches de pérdida de folículos redondeados». Y aunque puede afectar a cualquier zona con pelo, «la más frecuente es la afectación del cuero cabelludo». 

Otra alopecia habitual es la «frontal fibrosante, de tipo cicatricial que afecta a la línea de implantación capilar, sobre todo a nivel fronto-parietal, produciéndose un retroceso paulatino». En este tipo de alopecia «también es característica la pérdida de folículos en cejas», explica esta experta que también habla de la foliculitis decalvante que «se manifiesta como procesos inflamatorios recurrentes, habitualmente en la zona del vértex (coronilla) que ocasiona destrucción folicular y también se aprecian varios pelos saliendo del mismo orificio folicular (pelos en penacho)».

Debido a los motivos genéticos, inflamatorios y hormonales de muchas alopecias existen «pocas posibilidades de modificar la evolución» de las mismas, apunta esta doctora que precisa, eso sí, que «unos hábitos de vida saludable, tales como dieta equilibrada, realizar ejercicio físico, evitar obesidad y situaciones estresantes, siempre que esté en nuestras manos, serán beneficiosos».