El cambio de año ha traído consigo una oleada de hurtos en varias explotaciones agrícolas de la comarca de La Moraña. Una de las entidades que, quizás, más daños ha sufrido es la Comunidad de Regantes del río Adaja, que padeció tres intentos de robo en poco más de un mes, entre el 8 de enero y el 14 de febrero.
La organización sufrió el primer episodio durante las celebraciones navideñas, época en la que los trabajadores alargan un poco sus vacaciones. Sin embargo, el personal de guardia descubrió el miércoles 8 de enero el robo producido en la estación de bombeo de Nava de Arévalo. «Se habían metido en las arquetas y habían cortado los cables que salen de los transformadores con estos funcionando. Es decir, todos los cables que iban desde los transformadores hasta la entrada de la estación de bombeo se los llevaron. Hablamos de 1.000 metros de cable de cobre», explicó el presidente de la Comunidad de Regantes, Juan José Rodríguez. Pocos días después, el sábado 11 de enero, los asaltantes volvieron al lugar del crimen a por más botín, pero fueron sorprendidos por la alarma de seguridad. «Habían estado y habían cortado los cables que les faltaban, pero no habían podido llevárselos», comentó Rodríguez. Al parecer, poco tiempo después aparecieron en un pinar cercano a la instalación resto de la cubrición de los cables robados.
Pero la cosa no se quedó ahí. Hace dos semanas, la Comunidad de Regantes del río Adaja volvió a sufrir otro intento de hurto, esta vez en la estación de bombeo de Gutierre-Muñoz. Esta vez, los rateros emplearon un tractor robado en una parcela cercana para hacer un boquete en una pared de la instalación, pero de nuevo, no pudieron hacerse con todo el botín. «Cortaron los cables y, para sacarlos, los engancharon a la pala del tractor y empezaron a tirar de ellos. En este proceso, rompieron un grifo y empezó a brotar agua, por lo que se asustaron y se marcharon», expuso Juan José. Por tanto, otro robo inconcluso que ha provocado preocupación entre los regantes y muchos destrozos.
Ahora su labor se centra en la reparación de todos los daños causados, que no son pocos. Según la estimación presupuestaria de la compañía eléctrica, la reparación de la estación de Gutierre-Muñoz alcanzará, mínimo, los 10.000 euros, mientras que la de Nava de Arévalo podría ascender a los 70.000 euros. Y todo ello sin contar el dinero que la Comunidad de Regantes deberá destinar a reforzar su seguridad. «Hemos contratado un vigilante, hemos colocado cámaras exteriores, vamos a cambiar las cámaras interiores y vamos a reforzar aún más la seguridad», confirmó el presidente de la entidad.
La Guardia Civil de Arévalo está inmersa en la investigación para tratar de esclarecer los hechos y de detener a los delincuentes. Sin embargo, por el momento, no tienen sospechas de quienes podrían ser los culpables. Hasta que todo se aclare, la preocupación sigue presente.