Una visita «entrañable». Con estas palabras definía el alcalde de Ávila, Jesús Manuel Sánchez Cabrera, el encuentro que tuvo el pasado sábado con el papa Francisco, en el marco de la audiencia privada que vivió con los alcaldes del Grupo Ciudades Patrimonio de la Humanidad con motivo de su 30 aniversario.
Con esta visita, según explicó Sánchez Cabrera, le querían agradecer al Santo Padre «el cuidado, y cómo y de qué manera la Iglesia está consersando el patrimonio en cada una de nuestras quince ciudades», ya que, según recordó el alcalde de Ávila, «la Iglesia católica es la titular del mayor patrimonio histórico que tenemos» en estas ciudades. Así, pudieron escuchar el breve discurso de Francisco en el que les invitó «a seguir cuidando ese legado tan importante que nos dejaron las generaciones anteriores», un legado que tiene que permanecer vivo, «porque nuestras ciudades tiene que ser unas ciudades vivas, en las que habitemos y disfrutemos del patrimonio y que no se queden en un mero museo».
A continuación, tuvieron oportunidad de saludar personalmente al Papa, «un momento entrañable, muy bonito», según reconoció Sánchez Cabrera, en el que «le dije que era el alcalde de Ávila, y recordó a Julio (Jiménez Muñoz), su amigo del alma, al que quiere muchísimo». Posteriormente, en un segundo momento tras las discursos tanto del Santo Padre como de los alcaldes y la bendición, esa conversación se extendió «y me estuvo preguntando por la salud de Julio, de su familia, de sus hijas... se nota el cariño y el amor que tiene a Julio y a su familia. Me contó el Santo Padre que compartieron un tiempo juntos cuando estuvieron estudiando juntos en los jesuitas, y le guarda mucho cariño a él y guarda mucho cariño a Ávila».
Profundizando en ese momento, Sánchez Cabrera explicó que cuando «le digo que soy el alcalde de Ávila, la tierra de Santa Teresa y su amigo Julio, a él se le iluminan los ojos de alegría, una sonrisa en la cara y rápidamente me pregunta por Julio, me pregunta por su familia, y yo le anuncio que le traigo una carta de Julio». Y es que Sánchez Cabrera, antes de este viaje, le avisó a Julio Jiménez Muñoz de que iba a ver al Santo Padre, y al igual que ocurrió hace cuatro años, le llevó una carta manuscrita por su amigo. En ese encuentro previo con el amigo del Papa, apuntó el alcalde de Ávila, «Julio se puso muy contento cuando le dije que iba a ver al Santo Padre, como el Santo Padre se puso muy contento cuendo le dije que le traía una carta de Julio».
Durante esos instantes que estuvo con el Papa, Sánchez Cabrera tuvo oportunidad de reiterar su invitación al Santo Padre para que visite Ávila, pero Francisco, al igual que ocurrió en la audiencia que tuvo en 2020, le reconoció que «ahora mismo le necesitan en otros lugares del mundo, como por ejemplo Asia», países, según le recordó Francisco a Sánchez Cabrera, «en los cuales la religión católica se encuentra amenazada y los católicos se encuentran perseguidos». «Yel Santo Padre considera que ahora mismo en Ávila, en España, la región católica está viviendo un buen momento y los católicos aquí estamos mejor que en otros lugares del mundo, donde necesitan el apoyo del Papa para poder persistir».
Ademas, Francisco, «muy cariñoso en todo momento», también quiso mandan «un abrazo muy fuerte a todos los abulenses, y a don Jesús Rico, el obispo de Ávila, y a don Jesús García Burillo, el obispo emérito, a los cuales conoce personalmente y a los que también tiene muchísimo aprecio».
Sánchez Cabrera tuvo grandes palabras de elogio para el Papa, al que definió como «una persona sencilla, una persona humilde, cercana, cariñosa, bondadosa, sincera. Te dice las cosas tal cual las piensa y no es nada protocolorio ni políticamente correcto. Él te dice las cosas tal cual son y eso se agradece mucho».
Para Sánchez Cabrera, que vivía su segunda audiencia privada tras la que tuvo lugar el 17 de diciembre de 2020 junto al entonces obispo de Ávila, José María Gil Tamayo, y el presidente de la Diputación, Carlos García, entre otros, lo vivido el sábado pasado fue un momento «entrañable», «único» y compartirlo con los alcaldes y alcaldesas del Grupo Ciudades Patrimonio de la Humanidad fue «muy bonito».
Finalmente, destacó que les llamó la atención que aunque «físicamente, efectivamente, está pasando un mal momento, porque es verdad que le cuesta caminar, nos recibió de pie y caminó hasta el final de la sala, de la biblioteca privada, para poder estar en la recepción con nosotros, sentado en su sito, pero su cabeza está espectacular, brillante, una cabeza lúcida» y más tratándose de un hombre de