Sin hornazo y con frío

M.M.G.
-

Las bajas temperaturas y la amenaza constante de lluvia deslucieron la tradicional romería del Resucitado, la que siempre pone el broche de oro a la Semana Santa abulense

Sin hornazo y con frío

La lluvia y el frío han sido los protagonistas durante buena parte de esta Semana Santa en Ávila y la lluvia y el frío también quisieron aparecer en el acto con el que tradicionalmente se pone el broche de oro a este tiempo en nuestra ciudad. 

Y es que la tradicional romería del Resucitado quedaba deslucida este domingo por las bajas temperaturas y la amenaza constante de lluvia e incluso de nieve, que aún hacía acto de presencia a eso de las cuatro de la tarde.

Así pues, fueron muchos los habituales a esta fiesta los que optaron por quedarse este año en casa. Así lo comentaba Marciano, que había salido a pasear a su perro y que contaba a Diario de Ávila que tanto él como su familia, vecinos del barrio y fieles a la romería, habían decidido disfrutar del roscón y de la limonada bajo techo. «Es que tenemos niños pequeños, y hace mucho frío», justificaba una decisión que, como decimos, fue adoptada por mucha gente.

El recién renovado parque del Pradillo vivía, pues, una primera romería mucho más triste de lo que le hubiera gustado. No se vieron hornazos ni jarras de limonada, y las atracciones infantiles estuvieron a medio gas: las bajas temperaturas no invitaban ni mucho menos a sentarse en el césped o a saltar en los castillos hinchables.

Los que sí que acudieron al Pradillo se limitaron en su mayoría a comprar almendras garrapiñadas en los puestos de África, de Riofrío, o de Paco, de Mingorría, y a hacer 'la visita' al Resucitado y a nuestra Señora del Buen Suceso, que reposaban en la ermita.

Allí nos encontramos con Ángel Jiménez, presidente de la Cofradía del SantísimoCristo Resucitado y Nuestra Señora del Buen Suceso, que a las cinco de la tarde abría las puertas del pequeño templo para que comenzara a entrar el público. «Bueno, el día no ha ido mal del todo», se refería al hecho de que, al menos, podían haber celebrado la procesión por las calles del barrio.

Él era también el encargado de guiar la subasta de regalos, y que fue el momento más animado de la tarde. Jamones, vino... Los presentes en el Pradillo pudieron pujar por los regalos aportados generosamente por empresas de Ávila y colaborar de esta manera con el mantenimiento de la cofradía. «Es, junto con las cuotas de los hermanos, nuestra única fuente de financiación», reflexionaba Ángel.