La ciudad para siempre

M.M.G.
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El cementerio de Ávila, inaugurado a finales del siglo XIX y espejo desde entonces de la sociedad abulense, no es sólo lugar de recogimiento, y oración. Es, también, un espacio cuajado de rincones de elevado valor patrimonial y de muchas curiosidades

La ciudad para siempre

Los ojos y los corazones de muchos miran estos días hacia los cementerios.1 de noviembre. Día de Todos los Santos. 2 de noviembre, Fieles Difuntos. Es tiempo de recogimiento y recuerdo. De flores sobre lápidas. De oraciones frente al nicho. Son días para visitar el camposanto y rendir tributo a quienes nos dejaron, pero siguen vivos a través de esas oraciones y remembranzas.

Como cada arranque de noviembre, el cementerio de Ávila, una ciudad para todos y para siempre será, pues, un ir y venir de gente. Puede que alguno de ellos repare en que antes de cruzar la puerta principal - originaria del cementerio primitivo de Santa María de la Cabeza (que lo fue desde el año 1834 hasta la inauguración del actual en 1890)- existe un imponente monumento a los caídos de avejentado granito gris y una cruz también de granito.Pues bien, esa cruz no es otra que la última estación del Via Crucis que comienza en la basílica de San Vicente y que tiene su estación 14, 'Jesús es puesto en el sepulcro', en el lugar más adecuado de la ciudad para ello.

La primera estampa que ofrece el cementerio de Ávila es majestuosa. Tras el crucero que sobrecoge al comprobar que se erigió 'A los olvidados' y cuya base solicita discretamente limosnas, parte la avenida principal del camposanto, jalonada por centenarios cipreses que, señalando al cielo, recuerdan  la vida después de la muerte. Junto a ellos, algunos de los mausoleos más imponentes del lugar: enterramientos con los nombres de algunas de las familias más ilustres y poderosas de Ávila y custodios de auténticas joyas patrimoniales.

En un paseo calmado por la avenida, descubrimos, por ejemplo, espectaculares vitrales con más de cien años de San Patricio ySanta Teresa.Están casi olvidados.Se encuentran en un mausoleo a cuyos propietarios (la familia de Patricio Pérez), se recuerda en un escrito ya amarillento y sujeto precariamente en una verja oxidada que deben pasar a recoger las llaves en las oficinas del Mercado Chico.

Paradinas,Caprotti, Aranguren, el Conde de Montefrío... Algunos de los apellidos más conocidos en Ávila van saludando al visitante, que puede deleitarse en la belleza que encierran algunos de sus enterramientos, ya sean en forma de mausoleo o de tumbas con décadas de vida, con historias en sus epitafios y con vírgenes dolientes custodiando el descanso eterno de sus habitantes.

Más desnudas aparecen las tumbas de muchos de los militares cuyos restos reposan en Ávila.Alineadas, cubiertas únicamente por la tierra, y adornadas con unas sencillas flores rojas y amarillas, estas sepulturas hablan de los que dieron la vida por España. Soldados sin nombre fallecidos en muchos casos en la guerra y que encontraron en la calle 4 del cementerio de Ávila el eterno descanso.

Es el padre Arturo, capellán de La Encarnación, el que nos acompaña en este particular recorrido por un cementerio que conoce en profundidad y que cuenta con una zona reservada «a los angelitos» que subieron al cielo muy pronto. Porque el camposanto de Ávila cuenta con una zona reservada a los niños: pequeños enterramientos que sobrecogen por las cortas edades de sus ocupantes. Y cuenta también, desde hace poco tiempo, con el 'Rincón Blanco', otro espacio reservado a aquellos que se fueron demasiado pronto: los pequeños que murieron antes de nacer o nada más hacerlo.

órdenes religiosas. En nuestro deambular por el camposanto abulense, donde también nos sorprenden algunos exagerados enterramientos, cargados de adornos, fotografías, brillos y mensajes,  nos van saliendo al paso las zonas reservadas a algunas de las órdenes religiosas con presencia en Ávila, austeras y discretas, como sus miembros. Dominicos, carmelitas... reposan en la tierra a la que se consagraron a Dios, compartiendo espacio también, por ejemplo, con algunos de los usuarios fallecidos de la Casa de la Misericordia o la Residencia Teresa Jornet, que disponen también de una zona específica en el cementerio.

Un cementerio, por cierto, entre cuyos rincones menos conocidos cuenta con un altar elevado, pensado quizá para oficiar misas pero en el que, nos cuenta el padre Arturo, nunca ha presidido o asistido a alguna.

«El cementerio de Ávila es un cementerio clásico de ciudad»

Lo describe Ángel Hernández, arquitecto abulense. Más allá de destacar el valor artístico y patrimonial de algunos de sus panteones, Hernández señala la mala orientación del mismo, al norte, algo que le priva de las vistas que siempre se agradecen en estas infraestructuras, así como del sol. «Es un espacio frío, desapacible en cuanto orientación», reflexiona sobre la ubicación del mismo.

Considera en este sentido que a la hora de levantarlo primó el alejarlo de la ciudad, más que la búsqueda de un espacio más adecuado, como la ladera en la que ahora se asienta el polígono de las Hervencias, pone como ejemplo el arquitecto.

«Sí que cuenta con un paseo central, pero le falta lo que tienen la mayoría de cementerios: el contar con el paisaje como un elemento a su favor», abunda en su idea, y menciona cementerios como el de la Almudena, en Madrid, o el de Montjuic, en Barcelona, que sí cuentan con ello.

Horarios de misas

El crematorio municipal acogerá estos días varias eucaristías. Así este viernes, Solemnidad de Todos los Santo, habrá misa a las 17,00 horas. Ésta será presidida por Jorge Zazo, vicario de Pastoral. Mañana sábado 2 de noviembre, conmemoración de los Fieles Difuntos, la eucaristía será a las 12,00 horas y estará presidida por Jesús Rico García, obispo de Ávila. Además de estas celebraciones, el obispo de Ávila presidirá en la Catedral la Misa de la Solemnidad de Todos los Santos este 1 de noviembre a las 11 horas. Y también en la Catedral, el sábado 2 de noviembre, fiesta de los Fieles Difuntos, presidirá la Eucaristía a las 9,00 horas.