Las enfermedades tropicales tienen incidencia en la provincia

Sergio Jiménez
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En los últimos cinco años se han dado varios casos de dengue o paludismo en la provincia, así como de viruela del mono, pero con menor incidencia que en otras regiones

Las enfermedades tropicales tienen incidencia en la provincia - Foto: Rubén Serrallé

Ya estamos en otoño y llega el tiempo de las enfermedades comunes a esta época del año: los catarros, la gripe, desde hace cuatro años la Covid… Algo, dentro de lo que cabe, a lo que estamos acostumbrados. De hecho, el pasado 1 de octubre desde el servicio público de Sanidad de Castilla y León (SACYL) comenzó la campaña de vacunación contra la gripe y/o la Covid para las personas residentes en centros de mayores, mujeres embarazadas y menores de entre seis y 59 meses (en este caso, solo para combatir la gripe). Además, a partir de hoy el resto de la población se podrá vacunar (mediante cita previa) contra estas enfermedades, con prioridad para las personas mayores de 80 años o de riesgo.

La llegada del frío trae consigo estas dolencias y, en teoría, descarta otras más vinculadas al buen tiempo como las enfermedades tropicales, que están ganando terreno en el ámbito sanitario. A pesar de su denominación, estas no se circunscriben únicamente a esas latitudes, sino que, en los últimos tiempos, se han extendido por el resto del planeta por el aumento de los viajes internacionales, el incremento de la inmigración desde aquellas zonas o el desplazamiento de los vectores de transmisión (insectos, especialmente los mosquitos) por la subida de las temperaturas medias como consecuencia del cambio climático.

Por definición, las enfermedades tropicales son aquellas que se originan entre los trópicos de Cáncer y de Capricornio, con especial prevalencia en la zona del Ecuador. Históricamente, estos males de origen infeccioso (bacterias, virus, parásitos u hongos) han provocado una gran mortalidad entre los habitantes de los países de aquellas regiones. Esto se ha asociado a las situaciones de pobreza, insalubridad, malnutrición y la escasa posibilidad de acceso a los servicios sanitarios en aquellas naciones. Como consecuencia, enfermedades como la malaria o el dengue han provocado multitud de epidemias y muertes en muchos países, principalmente, de África y Sudamérica.

Pero, los cambios sociales y climáticos están provocando que las enfermedades tropicales ya no sean solo exclusivas de los territorios de los Trópicos. En Europa y, en concreto, en España, se ha producido un incremento o resurgimiento de su incidencia, por lo que muchos expertos hablan de 'enfermedades re-emergentes'. Ávila, a pesar de su ubicación, tampoco es ajena a la prevalencia de estas dolencias cada vez más frecuentes en los ambulatorios. Los datos del Servicio Territorial de Sanidaddesprenden que en los últimos cinco años se han dado casos de paludismo, dengue o viruela del mono en la provincia abulense.

En el 2022, Ávila fue el territorio de Castilla y León con mayor número de casos de fiebre del dengue (cuatro sobre un total de 15 en toda la Comunidad), lo que elevó la tasa de incidencia hasta el 2,53. Una prevalencia que resultó llamativa, ya que no se habían dado pacientes con esta enfermedad en los tres años inmediatamente anteriores (entre 2020 y 2021 solo hubo un caso en Valladolid en toda la región). Por el contrario, el paludismo (también llamada malaria), otra enfermedad tropical muy nombrada, se ha dado en cuatro casos en Ávila desde el 2019 (dos ese año y otros dos en el 2022). 

Sin embargo, son otras menos conocidas las que más se han sucedido en la provincia en los últimos tiempos. Así, de fiebre exantemática mediterránea se produjeron 11 casos entre 2019 y 2022 (este último año llegó a tener una tasa del 3,16, la segunda más alta de la Comunidad); de fiebre Q hubo 22 casos durante el mismo periodo analizado (se registraron siete pacientes en 2021 y 2022), con tasas que llegaron a superar el 4,4; y de enfermedad de Lyme hubo nueve casos (seis en el 2021 y una tasa de 3,78) en ese periodo de tiempo. 

Este verano, otras dos enfermedades tropicales se han sumado a la lista por su incidencia en algunos puntos de España. Fueron la Viruela del Mono (MPX) y el Virus del Nilo Occidental (FNO), que también se dejaron notar en Castilla y León. En cuanto a la primera, entre junio de 2022 y la primera semana de octubre de este año, se confirmaron 92 casos en nuestra comunidad autónoma, de los que únicamente dos se produjeron en Ávila. De virus del Nilo, sin embargo, no se dio ningún caso en humanos en el territorio abulense, aunque sí se tuvo constancia de varios focos animales entre los años 2010 y 2023. No obstante, en la vecina provincia de Cáceres sí que hubo casos en humanos, pero estos no llegaron a sobrepasar los límites de Ávila.

Ante la aparición de nuevas enfermedades conviene tomar mayor precaución. Cada mal presenta unos síntomas característicos ante los cuales se hace necesario acudir cuanto antes a los centros de salud para conocer su diagnóstico y tratamiento. Por lo general, suelen ser bastante contagiosas, por lo que conviene ser cautelosos en caso de padecer alguna de ellas. Por desgracia, los expertos auguran un incremento de estas enfermedades en los próximos años por el aumento de las temperaturas, los movimientos migratorios y los viajes transoceánicos. En Ávila, de momento, su prevalencia, salvo en contadas ocasiones, no es demasiado alta, pero conviene estar advertidos para el futuro. Porque, aunque no han causado las mismas incidencias que en otras partes de España, las enfermedades tropicales ya han llegado al territorio abulense.

Enfermedades desconocidas, las más frecuentes

Aunque se han dado casos en Ávila de enfermedades tropicales altamente conocidas, lo frecuente es que sean otras menos famosas las que tienen una tasa de incidencia más alta entre la población abulense.

Así, la fiebre exantemática mediterránea (producida por la picadura de garrapatas de perros), la fiebre Q (transmitida por el ganado u otros animales domésticos) y la enfermedad de Lyme (los roedores salvajes y los cérvidos actúan como reservorios) son las que más padecen los pacientes. Las tres están vinculadas a las garrapatas, que aparecen con mayor asiduidad durante los calurosos meses de verano.