Todo pasaba por ganar, por lo civil o lo criminal. Se había convertido el partido ante el Atlético Astorga en un plebiscito y examen para un Real Ávila cuya dinámica y resultados le habían conducido a una situación insospechada por todos si hubieran preguntado hace semanas y temida por muchos de haber preguntado ahora. Porque a medida que se agota la temporada se ha ido agotando la ventaja de un equipo que llegó al fin de semana sin margen alguno –2 puntos– tras una seria 'cornada' en Tordesillas y otro miura en chiqueros como el Astorga dispuesto a terminar de descomponer el ánimo de todos.Y todo ello con un Salamanca UDS que no frena sobre el césped mientras agita en otros 'campos' el mensaje del miedo y el tembleque. Cada uno juega sus cartas. Ante el Astorga era un partido para ser o dejar de serlo. Se asumía dentro y fuera de un club. El presente y futuro del Real Ávila pasaba por salir del partido ante los maragatos siendo líderes. Lo contrario hubiera abierto un escenario de insospechadas consecuencias. Había que ganar y se ganó. El cómo, es otra historia.
Porque fue un Real Ávila a dos velocidades. El de las ganas, el ímpetu o la personalidad arrolladora de la primera media hora, sobre la que se construyó finalmente el triunfo, y el de la supervivencia propia de un equipo que llega al final de curso con lo justo –como demostraron los problemas físicos de Tena o la lesión de Marqués– pero de forzar la máquina hasta donde le den las fuerzas. Y este triunfo ha sido gasolina para ellos. La anímica, la que ahora mueve voluntades.
Lo dejaba claro De la Fuente. «Le doy un valor tremendo por reencontrarnos con nosotros mismos, siendo un equipo fiable, con nuestro juego, recuperando jugadores y su mejor versión... Esto depende de nosotros» insiste en un mensaje que repite y no debería olvidar nadie. Ahora mismo, ser campeones depende de los encarnados. «Es importante que ellos –jugadores– se lo crean.Ha sido una semana de generar grupo, confianza. Lo tenemos que sacar y depende de nosotros. Debemos dejar de mirar a otros que no sabemos qué harán, pero lo que está claro es que nosotros vamos a trabajar por ganarlo todo».
Es un momento clave, de medir mucho las palabras y los discursos, y en el Ávila tienen claro que el suyo es el de mirar hacia adelante. Quedan 15 puntos y asumen que tanto el Salamanca UDS como el Tordesillas, que se verán las caras el próximo sábado en Las Salinas, les van a obligar a ganarlo 'todo' pero aceptan el reto. El triunfo ante el Astorga ha sido un subidón. Por delante el derbi ante el Diocesanos, otro examen, pero lo hará el equipo reforzado en lo anímico y con la sensación de haber 'alejado' a sus fantasmas. Al menos de momento.