Era el minuto 62 de partido y Rafa López, entonces ya al mando del equipo tras la temprana expulsión Miguel de la Fuente, llamaba a William de Camargo. En ese momento «sientes esas mariposas en el estómago».Porque casi un año después el extremo brasileño volvía a ponerse las espinilleras, atarse las botas y saltar a un partido. Lo hacía en el Pepe Quimarán el pasado fin de semana, un campo y una fecha que quedará marcada en su currículo personal no sólo como el día en el que debutaba con la elástica del Real Ávila sino el día en el que volvía a ser futbolista tras un capítulo en su vida –un ataque de epilepsia sobre el césped– en el que todo se puso patas arriba. Y aunque nunca lo olvidará, aquello ya queda atrás. Superado, «vuelvo con fuerza».
Era un sábado 27 de abril de 2024 cuando William de Camargo, entonces jugador del Fuenlabrada, se desvanecía sobre el césped del estadio Fernando Torres en los últimos minutos de la primera parte ante el Teruel. Trasladado de inmediato al Hospital de Fuenlabrada y tras las primeras pruebas, el club emitía un comunicado señalando que el brasileño había sufrido una crisis epiléptica. «Nunca pensé en dejar el fútbol» reconoce ahora, aunque el problema –sumado a una lesión de rodilla– le ha tenido casi un año fuera de los terrenos de juego. «En mi cabeza nunca pasó esa idea de dejar el fútbol o preocuparme por algo así.Las pruebas y exámenes médicos señalaron siempre que todo estaba normal.Eso fue algo me tranquilizó» confiesa.
Sin equipo desde el final de la temporada pasada, su fichaje por el Real Ávila se hacía oficial a inicios de febreros. Desde entonces y hasta ahora debía ponerse a punto. Ya ante el Bergantiños se especuló con su primera aparición en el banquillo. Y aunque en un primer momento apareció en la convocatoria, se caía de una lista en la que la sorpresa fue Sarr. «Siempre convocamos a uno o dos de más. Quería empezar a meterle en una convocatoria para que fuera viendo un poco ahora que está muy cerca de estar pero finalmente pensamos que por las condiciones del campo quizás no era el mejor día.Es un jugador que viene de lesión y no nos podemos precipitar» explicaba entonces Miguel de la Fuente al finalizar el choque ante el Bergantiños. Una jornada después, en el Pepe Quimarán, llegó su momento. Su primer partido. Cuando se vio en convocatoria «me sentí muy bien, volvía sentir esas mariposas en la tripa que te hacen amar el fútbol. Fue una gran ilusión».
Una ilusión al completo. Porque ante la UDLlanera debutaba como encarnado. «Me sentí muy feliz después de tanto tiempo». Fue cerca de media hora de partido. «No pude hacer mucho.Es un campo muy complicado de jugar. Es verdad que sentí un poco esa falta de ritmo de juego pero poco a poco iré a mejor» tiene claro quien llegó a ser un habitual en el once titular del FCCartagena 2019-2020 de Borja Jiménez logrando el ascenso a Segunda División y acaparando ya las miradas y la atención de muchos como un joven talento brasileño que se asomaba hacia cotas más altas. En la Segunda División debutaría al año siguiente con el cuadro murciano antes de vestir la camiseta de todo un histórico del fútbol, el RCDeportivo. De nuevo a las órdenes de Borja Jiménez (2021-2022) sería de nuevo uno de los destacados en la primera campaña del abulense con los de Riazor. Aquello que demostró quiere volver a recuperarlo. Yesto es un primer paso.
«Volver a pisar el césped ha sido una gran felicidad porque un jugador lo que quiere siempre es jugar y ya llevaba mucho tiempo sin hacerlo». Concretamente 323 días, 46 semanas o 10 meses. No ha llegado al año, pero casi. «Ya tenía ganas porque llegara este momento y por fin llegó. Ha sido casi un año. Después de sufrir el episodio de epilepsia el año pasado no había vuelto a jugar».Entre pruebas y exámenes médicos aquella temporada 2023-2024 «terminó y en verano me quedé sin equipo». No era sencillo encontrarlo. «Se juntó todo, el tema de la epilepsia y una lesión de rodilla».El mercado se le complicaba. «Por suerte pude encontrar un equipo y ahora me toca demostrar mi capacidad». Su nombre lo manejaba en la agenda Joan Farías, director deportivo del Real Ávila, cuando el mercado de invierno abría sus puertas. «Voy a firmar otro jugador que puede ser nuestra bomba de invierno» decía aquellos días desde la discreción y la confidencialidad que requería el momento a todas las partes. «Joan me conocía, me seguía y sabe de lo que soy capaz» explica William de Camargo, que supo aprovechar la oportunidad. Llegar a un acuerdo fue sencillo. Aunque en Segunda RFEF, le llamaba un histórico como el Real Ávila, tercero y con plenas opciones de jugar los playoffs de ascenso. «No están ahí por casualidad» pudo comprobar pronto. «Era un buen equipo» y con «buenos jugadores y compañeros» desde el que regresar a los terrenos de juego.
Bien es cierto que en ocasiones un equipo así puede ser un caramelo envenenado. Un vestuario ya hecho y asentado, con un nivel acreditado y una idea clara de juego. Un tren en marcha que en estos momentos ya no espera a nadie. Para subirse hay que ganárselo. «Vengo con esa mentalidad» deja claro William de Camargo. «No puedo llegar aquí y pensar que voy a jugar fácil sólo por haber jugado en categorías superiores. Vengo a aportar ya sea jugando o fuera del campo. Ya se ha visto lo complicado que es hacerse un hueco en este equipo.Todos están con la flecha hacia arriba.Lo que tengo que hacer es aprovechar mis oportunidades» tiene claro. «Quien me conoce sabe lo que puedo dar, el potencial que tengo.Puedo dar ese saltito de calidad en las últimas acciones, decidir y acabar jugadas.Estoy para hacer lo que me pida el míster».
Lo vivido en Llanera ha sido el primer paso del que espera sea todo un camino. «Lo que quiero es volver con fuerza».Y lo hace mirando desde ya a un partido «muy bonito» este fin de semana. Porque si alguien pide 'voluntarios' para jugarlo, en el vestuario del Real Ávila levantan la mano todos, William de Camargo también. Está de vuelta.