La hora de Dani Olmo

Tomás Frutos (EFE)
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La hora de Dani Olmo - Foto: heiko becker (reuters)

Pedri volvió a ganar la partida en el once para un partido histórico como el disputado en los cuartos de final contra Alemania. Pero el destino tenía otro plan y quiso que fuera Dani Olmo el protagonista. Un jugador que tuvo que ingresar en el terreno de juego con el peso de saber que lo hacía por la lesión de un compañero, pero con la valentía y el hambre de quien se sabe preparado para un partido de dimensiones gigantes. Se puso la '10'. Y fue un 10. Y ahora, contra Francia en las semifinales, ha llegado su hora.

Su partido ante el combinado teutón fue perfecto, así de sencillo. Y robarle el protagonismo a Mikel Merino, autor del gol decisivo con un cabezazo para la historia, tiene mucho mérito. Primero lo bordó como mediapunta marcando el primer tanto, después como extremo asistiendo a su coprotagonista. Ganó merecidamente el premio al Mejor Jugador del partido, que pondrá en su vitrina como uno de los logros más importantes de ese bloque de Luis de la Fuente que alcanzó la sexta semifinal española de la historia en las Eurocopas. Con sufrimiento, pero con entereza, siguiendo la estela que marcó un futbolista superlativo que destrozó varios registros.

Porque Dani Olmo es ya el jugador de la Roja que ha participado en más goles en eliminatorias del torneo continental, con dos dianas y cuatro asistencias. Igualó también a Cesc Fàbregas como el futbolista que marca más dianas entrando desde del banquillo, con dos tantos; y se convirtió en el máximo asistente de la historia del campeonato en fase eliminatoria.

Es, además, la primera vez que en España un jugador da una pase de gol en una prórroga después de marcar en tiempo reglamentario.

Su encuentro en números rozó lo divino, lo de alguien de élite absoluta: un gol, una asistencia, cuatro regates de cinco intentados, tres pases clave, 32 envíos completados de 42 intentados y provocó cuatro faltas. Poco más se puede pedir para un futbolista de 26 años que salió sin apenas calentar.

Pero es que su trascendencia en el partido fue mucha más allá de los números. Porque, cuando más quemaba la pelota, cuando más apretaba el público alemán en Stuttgart, cuando Alemania se sentía superior en la prórroga y acariciaba la victoria, se echó el equipo a la espalda para darle un respiro. Afincado en el costado zurdo del ataque español, se midió a Kimmich, al que superó con virtuosismo en varias ocasiones para rebajar los extradisparados humos de su rival. Una y otra vez. Rodri le buscaba, se convirtió en el jugador clave para dar un respiro porque aguantaba la posesión.

Culminó su obra maestra con una pincelada en forma de centro directamente a la cabeza de Merino, para que este marcase el 2-1 definitivo. El cierre a una magnífica actuación que le catapulta hoy a la titularidad en el decisivo duelo contra Francia.