Editorial

La atención sanitaria y educativa, prioridades rurales

DAV
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Si el objetivo de la sociedad en este momento es realmente el de asentar población en el medio rural, bien porque es imprescindible para el desarrollo ordenado de las grandes ciudades, bien porque permite desmasificar éstas, o porque da una oportunidad a muchas personas de reformular su planteamiento vital que de otra manera sería imposible, pasa en primer lugar por ofertar unos servicios públicos dignos e imprescindibles, como la atención sanitaria o la educación.  

Más allá de las dificultades para refozar las plantillas de médicos en el entorno rural, mismamente las farmacias afrontan con no pocas dificultades el mantenimiento de sus servicios en los pueblos. 104 de Ávila se ubican en la provincia -otras 24 en la capital-, y sin pasar por alto que en el término provincial se contabilizan 248 municipios, en números redondos hay casi una farmacia por cada dos ayuntamientos, independientemente de que algunos de los municipios más grandes cuenten con más de una.

Sin embargo, éstas afrontan una complicada situación por varios motivos. El primero de ellos, por la viabilidad económica. No es fácil sostener un negocio cuando se presta un servicio -aunque sea indispensable- a una población de menos de quinientos habitantes. Así de básico, y menos con cortapisas administrativas. Pero tampoco es fácil por las dificultades reales que aún existe en el ámbito de las comunicaciones. Ahora que hay grandes sistemas informáticos para ajustar la dispensación de medicamentos, será imposible que estos cumplan con su objetivo si las comunicaciones flojean. 

En este sentido, y en aras a prestar un mejor servicio en el medio rural, y aumentar las posibilidades de desarrollo de las farmacias de la provincia, cabe aplaudir a la Diputación Provincial por haber firmado esta misma semana un convenio con el Colegio de Farmacéuticos para favorecer la dispensa personalizada de medicamentos a los pacientes de núcleos rurales más necesitados, lo que permite evitar errores, mejorando el estado de salud de los habitantes de los pueblos.

Pero no hay que pasar por alto la educación, puesto que también se ha de convertir en una prioridad  que los alumnos de los núcleos rurales tengan el mismo nivel de oportunidades que el resto. Es complejo, pero imprescindible, de ahí el ingenio de muchos ayuntamientos de fomentar el empadronamiento de familias con niños para no perder algo tan básico como la escuela. 

Ávila, por su propia fisonomía, y Castilla y León por extensión, es un territorio complicado para extender estos servicios con calidad, pero será la única manera de asentar población en el entorno rural.