Entre la desesperación, la indignación y el "cabreo"

B.M
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Desde mañana y hasta el 23 de enero se clausuran centros comerciales, deportivos e interior de hostelería, a lo que se une el cierre de la comunidad por si alguien tenía pensado venir, dicen

Entre la desesperación, la indignación y el "cabreo" - Foto: Isabel García

La Junta de Castilla y León, «a la vista de la situación epidemiológica especialmente grave» en la que se encuentra Ávila, subió desde ayer el nivel de riesgo por covid-19 al 4, el máximo posible, lo que se traduce en una mayor reducción de los aforos. Pero lo que es más, a partir de mañana se decretan, al igual que en Palencia o Segovia, medidas especiales que incluyen el cierre del interior de la hostelería, grandes establecimientos comerciales (con excepción de los de productos esenciales), centros deportivos que no sean al aire libre y locales de juegos y apuestas.

Y tras esta decisión, que repite lo que ya sucedió a principios de noviembre, los sectores afectados hablan de indignación, desesperación, incompetencia o incluso de «cabreo» por las consecuencias que supone para ellos y al considerar en muchos casos que no son lugares donde hayan proliferado los contagios.

En el caso de la situación en centros comerciales, la gerente de El Bulevar, Laura Álvarez, explicó que los comerciantes están «muy desanimados, ya no diría ni enfadados, desanimados». Y todo porque se van sumando situaciones negativas, como que la campaña de Navidad «no ha sido tan buena como el año pasado porque tenemos una reducción de aforo de un tercio, porque se ha tenido que controlar muchísimo todo, desde las colas que se formaban en los pasillos, el número de personas en las mesas… ha sido una campaña de Navidad muy mermada en cuanto a visitas y facturación» y ahora «ni siquiera pueden aprovechar» las rebajas. Asegura que quieren ser positivos y entender que son medidas necesarias e incluso muestra su esperanza en lo que puede suponer la vacunación, donde esperan «que la Junta lleve a cabo un buen plan de vacunas», y todo con la única idea de que «sea la última vez que tengamos que cerrar las puertas del centro».

Entre la desesperación, la indignación y el Entre la desesperación, la indignación y el "cabreo" - Foto: Isabel GarcíaAfirma que ya con el anterior cierre, ni siquiera los establecimientos que pudieron abrir como peluquería, lavandería y óptica estaban conformes «porque al final el centro comercial es un conjunto. Si tienes cerrado el 80 por ciento de los establecimientos no tienes el mismo número de visitantes que si lo tienes al 100 por cien y afecta a las ventas de todos».

Y es por eso que las palabras que utiliza para calificar la situación son «desánimo y desesperación». «Son las palabras que mejor definen el sentimiento que nos invade a todos, ya ni enfado, estamos desesperados porque ha sido un esfuerzo muy grande, no para nosotros como gerencia sino para los propios comerciantes, estar cerrando cada dos por tres la tienda, pedir a la gente que salga fuera es agotador y al final ves que no sirve para nada y te quedas un poco deprimido».

Además del esfuerzo de los comerciantes alaba el comportamiento de los clientes  y pide «que se sigan comportando como lo han hecho, desde nuestro punto de vista de una forma ejemplar, no hemos tenido ningún incidente con nadie» aunque hayan esperado colas.

Si hay un sector afectado y que se expresa con especial dureza es el de la hostelería, que ahora ve como tienen que cerrar el interior de los establecimientos y las terrazas que no estén al aire libre (no se permiten las llamadas ‘peceras’). En su representación, el presidente de la Federación Abulense de Hostelería, Víctor Gómez, asegura que viven el cierre con «angustia, desesperación y con indignación y también con mucho cabreo». Considera que el cierre de la hostelería era innecesario, y lo que se ha tomado es «una decisión irresponsable y ruinosa» que ni siquiera ve un resquicio de luz en la apertura de las terrazas, porque dice que les «dejan las terrazas abiertas en la peor época del año supongo que para justificar que no estamos cerrados. Luego dirán que esta época no cuenta como que estamos cerrados porque podíamos tener abiertas las terrazas».

«Luego como son mas chulos que nadie y más torpes y más incompetentes que nadie anuncian el cierre perimetral hasta el fin del estado de alarma por si acaso hay algún madrileño que tenga pensado venir en marzo, en abril o incluso el puente  de mayo que no lo contemple, que vaya a reservar en otro sitio, que se olvide de Castilla y León a pesar de que pueda haberse vacunado mucha más gente, que puedan haber avanzado». Y es que el anuncio del cierre perimetral de la comunidad hasta el fin del estado de alarma (aunque en el decreto se indica que podría revisarse) va a hacer que aquí «no venga ni Dios hasta el 9 de mayo por lo menos» cuando cree que lo normal sería plantearse este cierre cada semana o 15 días según evolucione la situación. Y aquí también se refiere a los hoteles, todavía en peor situación en cuanto a la decisión del cierre perimetral. «Me parece casi denunciable por parte de la Junta de Castilla y León que les digas a los madrileños que no alquilen una habitación de hotel en Ávila hasta el 9 de mayo. Hay hoteles muy grandes en Ávila y hay muchos cerrados y otros que cerrarán. Solo están favoreciendo esa destrucción».

Además cree que son «incompetentes» y que se que ha demostrado que «sus medidas, de las más restrictivas de todo el país desde el comienzo de la pandemia, no han hecho que sea mejor la gestión sino que encima hemos sido una de las comunidades con peores datos. Están haciendo muy mal su trabajo y encima no los podemos destituir», insiste, mientras lamenta las consecuencias para muchas familias y el hecho de la «nulidad absoluta de ayudas, de ayudas coherentes».

Señala lo que supone tener terrazas abiertas con las temperaturas actuales, que solo sirven como «minisalvavidas» para algunos establecimientos «para recoger comida o tomarse un café con el abrigo puesto», por lo que cree que se están comportando «como gente absolutamente insensible».

Señala que de alguna «manera hay que hacerles reaccionar» y no lo dice solo por la Junta de Castilla y León sino por el Gobierno de España y por la propia ciudad. «La ciudad tiene que seguir abierta, tiene que seguir haciendo eventos, actos y actividades para la gente de la propia ciudad, para darle vida porque si no es una ciudad depresiva y olvidada que es en lo que se está volviendo a convertir Ávila. Si no son conscientes de que tienen una labor importantísima dentro de la ciudad, que reaccionen con el tema de los impuestos del IBI, tasa de basuras… que se pongan las pilas porque no podemos consentir que se siga con esta dinámica en la que salvamos nuestros asientos y parece que los bares sobran».

En el caso de los gimnasios, Roberto Garcinuño, director de El 88, asegura que están «muy dolidos y disgustados», especialmente porque «el mes de enero para todos los centros deportivos es vital». Indica que «si hay dos épocas al año de temporada alta para nosotros es después del verano, en septiembre, y otra después de Navidad, que con los propósitos de año la gente siempre quiere venir al gimnasio a empezar con salud».

En su caso están «muy dolidos porque consideramos que los centros deportivos son unas de las instalaciones de menos riesgo que hay actualmente, se debería cerrar la gente que incumple, no la gente que cumple, porque nosotros las medidas de seguridad las hemos llevado a rajatabla y aquí no ha habido ningún brote ni ha habido ningún contagio». Lamenta las consecuencias para los trabajadores y también para sus abonados, a quienes agradece la confianza depositada en ellos pero no quiere dejar de manifestar que en su caso «hay mucha gente que necesita venir a hacer deporte, porque no lo consideramos como ocio, lo consideramos como salud». Y a ello hay que sumar mucha gente profesional del deporte «que necesita instalaciones para entrenar y luego poder hacer grandes competiciones y dejar bien a su ciudad y su país».