El Plan Territorial de Fomento para Ávila y su entorno, que arrancó en 2020 y tenía previsto finalizar a finales del presente año, se prorrogará hasta el año 2027. Todos los actores implicados tomaron esta decisión con el fin de poder terminar algunos de los proyectos ya iniciados y modificar alguno, como el caso del Centro de Transferencia del Conocimiento y Emprendimiento de Ávila, que evolucionará hacia un centro tecnológico geoespacial.
El objetivo principal con el que se puso en marcha esta iniciativa era el de favorecer la reactivación industrial de Ávila y su entorno, a través de la incentivación de la actividad económica y de la creación de empleo, y el establecimiento de un entorno atractivo que facilite el desarrollo sostenible y equilibrado de este territorio.
Cuando finalice realmente la ejecución del plan, dentro entonces de tres años después de esta prórroga, será el momento en el que se podrá realmente comprobar si ese objetivo principal se ha cumplido o no. De momento, sí es cierto que todas las administraciones implicadas están satisfechas con el desarrollo del plan. Sus razones tendrán, pero la mayoría de los ciudadanos no las conocen. De hecho, los agentes sociales que también están integrados en esta iniciativa, son bastante más escépticos y reivindicativos a la hora de exigir resultados tangibles.
Ese escepticismo no se puede decir que no esté justificado, porque es también lo que se palpa entre la ciudadanía. Sea por una política de comunicación no muy acertada o porque realmente estamos en la fase menos concreta de las acciones incluidas en el plan, lo cierto es que esta iniciativa, para el dinero que se ha invertido en ella, no tiene la consideración entre los abulenses de que vaya a ser, o de momento haya significado, un avance importante ni para la ciudad ni para la provincia.
Más allá de la licitación y urbanización de nuevos terrenos en el polígono de Vicolozano, que hay que decir que tiene espacio libre más que de sobra para atender las de momentos escasas peticiones de implantación de empresas, poco más se conoce de lo que se ha ejecutado en el plan, aunque es cierto que hay empresas ya constituidas y estudiantes que se han acogido a algunos de los beneficios que se contemplaban entre las actuaciones, pero también lo es que aquí lo que importa es sin duda la creación de empleo, y aquí es donde de momento este Plan Territorial de Fomento ha pinchado. Lo bueno es que tiene tres años más para corregir esta sensación, por lo que el voto de confianza está ahí, pero hacen falta signos para que se pueda corregir una impresión que, de momento, no es la mejor.