El abulense Juan Jacinto García Pérez, magistrado de la Audiencia Provincial de Salamanca, presentó en Ávila, en la sede del Colegio de Abogados, el último libro que ha publicado hasta el momento, un acercamiento a una realidad muy presente y llena de aristas al que, anticipando explícitamente su contenido, ha titulado Cuestiones actuales de Derecho de familia, violencia vicaria y violencia y perspectiva de género.
Afirma este juez abulense –autor de otros libros entre los cuales se cuenta la Crónica judicial desenfadada de Ávila durante la II República Española, editado por la Institución Gran Duque de Alba de la DiputaciónProvincial de Ávila–, que «no se descubre nada si afirmamos que en nuestro Ordenamiento Jurídico Privado, en los últimos 40 años, ninguna rama jurídica como la del Derecho de Familia ha experimentado más cambios legislativos, -patria potestad, filiación, protección y apoyo a las personas con discapacidad, divorcio, etc.-, tratando de seguir la estela imparable de las transformaciones sociales y culturales en este ámbito. Y falta, aún, a lo largo del siglo XXI, la materialización de nuevas modificaciones normativas que, acaso, a día de hoy, no podemos, siquiera, imaginar».
Para ayudar a mejor conocer esta realidad, explicó Juan Jacinto García, en este libro «trato esos temas tan actuales, intentando acercarme de la manera más accesible posible», como por ejemplo el de «la violencia vicaria, que es una modalidad de violencia hacia la mujer en la que se trata de hacerle daño a través de los hijos, en donde los casos más dramáticos son aquellos en los que el padre mata a los hijos comunes con el fin de hacer sufrir a la madre y destrozarle la vida».
Otro de los temas que aborda en este libro, «también muy de actualidad y que se niega en parte por los sectores feministas, a veces con razón, es el del llamado del síndrome de alienación parental, es decir, la queja que hay de muchos hombres de que también las mujeres instrumentalizan a los hijos poniéndoles en contra de ellos a efectos de evitar la custodia compartida, el régimen de visitas».
La tercera parte del libro habla, esencialmente, «de la pensión compensatoria y de los problemas que plantea cuando la mujer vuelve a tener pareja después de haberse divorciado, además de entrar en otros asuntos como la gestación subrogada, la adopción y otros temas del derecho de familia».
Toda esa experiencia profesional trasvasada al papel la ofrece Juan Jacinto García con «un afán fundamentalmente expositivo, obviamente con rigor jurídico y con mucha jurisprudencia, haciendo mención a sentencias de audiencias y del Supremo que abordan estos temas, incluso del Constitucional», y «aunque quizás está más pensado para los profesionales del Derecho es muy posible que al gran público también le pueda aportar algo, porque lo he querido hacer en un lenguaje jurídico pero que también sea fácilmente comprensible».
Todo lo que ofrece en el libro, añadió, «es información actualizada, muy reciente, sobre estas materias que se llevan todos los días en los juzgados, que siempre han existido pero que en momentos como el actual generan una mayor visibilidad», otra de las cuales es la de «qué ocurre con la custodia de los menores cuando el padre es denunciado por haber maltratado a la madre, porque según la norma actual en principio al padre se le impide tener acceso a los hijos, estar con ellos, con los problemas que eso plantea en los juzgados».
Es importante, considera el jurista abulense, ir actualizando todo lo referente a estos asuntos, porque «esta legislación ha cambiado mucho en los últimos años, sobre todo desde hace veinte debido al enorme proceso de transformación que está ocurriendo, con asuntos como la posibilidad del matrimonio de personas gays o lesbianas, el tema de la gestación subrogada, el de la transexualidad..., ya que todo ello afecta al derecho de familia, un campo que está en un proceso de evolución y transformación permanente, y lo seguirá estando».
Cuestión de constitucionalidad. Habló también Juan Jacinto García del hecho de que «cuando hay contra un hombre una denuncia por maltratador, por agresor, automáticamente se cierra todo tipo de contacto no sólo con la mujer denunciante, por una orden de alejamiento, sino también con los hijos, algo que la Sala Primera del Tribunal Supremo se dio cuenta de que no podía entenderse en términos tajantes, es decir, que baste una denuncia para que automáticamente se retire la custodia o las visitas al padre. Ante ello esa Sala planteó al Tribunal constitucional una cuestión de constitucionalidad que está todavía pendiente, entendiendo que habría que dar un margen de flexibilidad en el sentido de que en algún caso no bastaría con que la mujer ponga una denuncia para automáticamente privar al hombre de toda la patria potestad y de sus derechos, y la mayoría del Supremo, los jueces, en principio estamos entendiendo que no basta solamente la denuncia sino que hay que tener un mínimo de pruebas».
«Evidentemente, añadió, si se demuestra que un hombre maltrata a una mujer y le hace daño no hay duda, pero puede entenderse que no puede ocurrir siempre que la denuncia lleve al hombre a esa situación para que luego sea posible que ese hombre resulte absuelto por una sentencia que dictamine que no se ha probado nada de eso pero, a pesar de ello, durante ese tiempo se haya quedado sin ver a tus hijos con el sufrimiento que eso supone, y ese es también un asunto que trato en unas páginas del libro».