La joven memoria de un pueblo

Ana Agustín
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La asociación juvenil El Pozo, creada hace a penas tres meses, pretende revivir las raíces de su pueblo, Hernansancho

La última actividad programada por El Pozo ha sido una paella popular. - Foto: Antonio Bartolomé

Su objetivo es conseguir que su pueblo no muera, que se revivan las costumbres, que se convierta en presente la memoria colectiva y que los jóvenes encuentren en su pueblo una posibilidad de futuro. Y es que, el despoblamiento rural avanza a pasos agigantados. Esta es una de las razones de que las administraciones se estén planteando una reorganización territorial que haga sostenibles los recursos con los que se cuenta. Sin embargo, los pueblos se resisten a perder sus orígenes porque para ellos sería como perder su alma. En este contexto, un grupo de jóvenes de Hernansancho ha decidido constituirse en asociación. Muchos de ellos residen en esta pequeña localidad de menos de 200 vecinos situada en la Moraña abulenes y sus objetivos son bien claros. «Queremos revivir las costumbres de nuestro pueblo y hacer cosas para el presente y el futuro», afirma Raquel Gil Dávila, secretaria de esta asociación, que hasta hace muy poco ha estado residiendo en Hernansancho, su pueblo natal. Ahora , Raquel vive en Ávila pero no renuncia a poder establecerse en el pueblo de nuevo y plantearse allí su futuro. Como ella, unos 40 jóvenes con edades comprendidas entre los 16 y los 35 años dan vida a un sueño, que el medio rural también tenga un porvenir y actividades lúdicas y culturales durante todo el año, además de posibilidades de empleo y prosperidad.

La Asociación Juvenil El Pozo decidió inscribirse como tal para poder optar a más recursos y tener más fuerza a la hora de organizar y desarrollar iniciativas. A raíz de una comida planteada como punto de encuentro entre ellos vieron que juntos podían hacer más cosas por su pueblo y emprendieron un camino hasta ahora fructífero, aunque, aún, corto. Todos ellos tienen sus raíces en Hernansancho y ven posible que este municipio pueda continuar ofreciendo alternativas a los jóvenes que elijan esta residencia. «Hasta hace poco, pasábamos poco tiempo en el pueblo, sobre todo, en invierno, porque no teníamos nada que hacer». Sin embargo, a partir de la creación de la asociación «hemos notado que hay más vida». Así, los jóvenes de Hernansancho han dinamizado al pueblo entero que también ha participado de las actividades que ya han llevado a cabo hasta ahora.

La primera de ellas se desarrolló durante el Carnaval. De tal forma, la asociación organizó diferentes actividades para niños como talleres de disfraces, juegos, una merienda y un baile de disfraces, para los mayores, que tuvo lugar por la tarde noche. «Lo que pretendíamos era recuperar la ilusión por disfrazarse y vivir la fiesta porque se había perdido».

La última actividad programada por El Pozo ha sido una paella popular.La última actividad programada por El Pozo ha sido una paella popular. - Foto: Antonio Bartolomé En Hernansancho se vive aún de la agricultura y la ganadería, «aunque cada vez menos». También se asientan en esta población pequeñas industrias como el Arenero, el taller de hierro y aluminio. Sin embargo, la mayoría de la gente trabaja fuera y luego vuelve al pueblo cada día. Así lo relata Raquel, que añade que para los jóvenes la situación es aún más complicada. Aún así, esta socia de El Pozo no descarta el poder residir en el pueblo y organizar su vida allí. «Es un pueblo muy bien comunicado y, además todavía tenemos recursos, hay escuela, dentro del CRA Las Cogotas; farmacia, bar...» Sin embargo, este grupo de jóvenes reconoce que «tenemos que esforzarnos por mantener todo lo que aún poseemos».

Recientemente, la asociación ha organizado una paella popular que ha logrado reunir a 130 comensales. «Se trataba de una iniciativa para recaudar fondos para la asociación y fue todo un éxito». Los miembros de la asociación fueron los encargados de cocinar este plato y, además, sortearon diferentes productos gastronómicos caseros entre todos los asistentes. El Ayuntamiento de Hernansancho también colabora con todas las iniciativas que plantean los jóvenes y, en este caso, les cedió el salón del Consistorio. Aún no tienen sede, pero la tendrán. Esa es por lo menos la intención de la regidora municipal que cederá la planta superior de la antigua fragua del pueblo, una vez que finalicen las obras de construcción, a esta asociación juvenil, la esperanza de un municipio que intenta mantener su presencia y sus tradiciones.

Ahora, la Asociación Juvenil El Pozo se plantea nuevos retos. Quieren recuperar la fiesta de los quintos, por San Roque, «aunque ya no hay quintos» y esperan poder confeccionar un programa de actividades estivales en las que puedan participar todos los vecinos. El nombre de la asociación no es casual. Nos cuenta Raquel que «el pueblo hay un pilón, el pozo, que es nuestro lugar de reunión». Así, han querido homenajear este emblemático espacio que guarda para ellos un especial significado. Además, la asociación ha convocado un concurso para encontrar el logotipo que la represente a partir de ahora. Las bases de este concurso se pueden consultar en hernansanchojavi.tk.