Ricardo Guerra Sancho

Desde mi torre mudéjar

Ricardo Guerra Sancho


Música de nuestra tierra, dulzainas y redobles

24/05/2023

La actividad cultural en general, y musical en particular, está muy presente en la programación cultural de primavera, llenando nuestras calles y plazas de múltiples acordes.
Recuperada la tradición con fuerza y renovados ánimos, se ha celebrado la III Muestra de Dulzaina y Tamboril 'Ciudad de Arévalo', un acontecimiento musical que ya está tomando carta de naturaleza, tiene mucha fuerza, es atractivo y esperado por los arevalenses y visitantes, con una buena asistencia de más de 300 personas a pesar de otros eventos que se celebraban al mismo tiempo.
La Plaza de la Villa, histórica y especial, de bellezas mudéjares un escenario impactante, que además tiene una sonoridad natural muy buena, ha sido, de nuevo, el precioso escenario que acogió esta muestra.
Tengo que agradecer al activo grupo de dulzainas ArMuSinMe la invitación a presentar de nuevo este acontecimiento, por mi defensa a ultranza de lo nuestro, también de nuestra música y folclore en general, por mis raíces y contacto con gentes ya históricas de lo nuestro. Saben que no me puedo negar, más bien al contrario, me siento alagado y feliz. 
Los grupos participantes de esta edición, cuatro grupos encabezados por la agrupación local, Armusinme, anfitriones que no paran de llevar nuestra música por muchas partes en romerías, fiestas, rondas y actuaciones, y que siendo jóvenes músicos, ya tienen un bagaje y experiencia extraordinarios.
Como invitados vinieron el grupo abulense 'Grupo de Dulzainas Badut', llegados de Ávila capital, muy curtidos en actuaciones en Ávila, Salamanca, Burgos o Madrid, en base a la pureza de la música tradicional castellana y también en otros festejos y charangas. 
Los terceros participantes, el dúo de David Huerta y Carlos Contreras, la mínima agrupación, dulzaina y percusión, unos virtuosos de la música, compositor y adaptador de la dulzaina con orquestas de cámara. Nos ofrecieron a pesar del esfuerzo físico de David, para poder venir, una excelente muestra de virtuosismo y versatilidad de un instrumento en manos y cabeza llenos de sensibilidad.
El cuarto grupo en salir al escenario fue los Dulzaineros de Hontalbilla, de ese pueblo Segoviano, una agrupación joven que nace da la unión de dos grupos, que aprenden con grandes maestros dulzaineros y escuelas, que cultivan un repertorio tradicional y suenan muy bien. 
Si algo caracterizó la muestra es la gran calidad alcanzada, siempre han traído grupos muy valiosos, y en esta edición se corrobora ese nivel alcanzado y deseado para esta muestra arevalense, una propuesta de Armusinme con la colaboración del Ayuntamiento y de la Asociación Arévalo de Mueve.
Varios fueron los intentos de revalorizar y divulgar nuestra música y nuestras danzas tradicionales castellanas. Ahora podemos decir con mucho orgullo que tanto la música, como se ha demostrado sobradamente en esta muestra y en otros eventos, algunos muy populares como las gaitillas y tamboriles acompañando a los gigantes y cabezudos. Y en las danzas, nuestro magnífico grupo 'Entre Ríos' que está cuajando con fuerza y ya son un referente en cuantas actuaciones les demandan. Un círculo que se cierra y necesita la ayuda institucional, primero para que puedan seguir estos testigos vivos de las raíces de nuestra ciudad y comarca, pero también en implantar una enseñanza reglada para estas modalidades de nuestro folclore que, aunque ahora goza de buena salud, es muy importante cultivar el relevo y continuidad. Ya pasaron los tiempos de tener que buscar fuera gentes para los actos de la ciudad, si exceptuamos esa riqueza representada en estos certámenes. 
Lo cierto es que hubo un tiempo en que se hizo y dio muy buenos resultados… el peor fui yo, incapaz de aprender y tengo la dulzaina de adorno, y hoy prestada a un nuevo y futuro dulzainero,,, 
Atrás quedaron tantas anécdotas y vivencias con gentes de nuestra música, Agapito Marazuela, Angel Carril, recientemente he vuelto a ver a Joaquín, el último alumno de Marazuela, que vino aquí de niño acompañando a su padre y al maestro, les trajimos a dos semanas culturales de primavera allá por los años 70, y bien recordaba aquellos emotivos momentos… 
Luego me dio por otras cosas, pero nunca podré olvidar aquellos momentos de mi vida cultural que no dieron un músico, pero si me dio por escribir sobre estas anécdotas tan lejanas en el tiempo como cercanas en la mente y en el corazón… por eso me invitan y yo tan contento y dispuesto.
¡Viva la música tradicional!